La respuesta es más o menos estándar. Se responderá que ellas las hace el gobierno. Concretamente, el poder legislativo. Es cierto pero no del todo, falta lo más importante. Hay más que eso. ¿Quién hace las leyes y de dónde salen?

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Introducción

¿De dónde salen las leyes? ¿Son ellas descubiertas o son creadas por voluntad humana? Este es el punto central y puede comenzarse a examinar considerando a los gobiernos que las emiten.

El asunto presenta un dilema para el quien sea que la emita, dos posibilidades mutuamente excluyentes:

🩸 Primero: la persona crea una ley de la nada y entonces ella está por encima de la ella.

🩸Segundo, la persona descubre una ley bajo la que ella también está como el resto.

Todo depende del tipo de gobierno

En un régimen autoritario

El tema puede iniciar con una pregunta simple. ¿Quién las hace en un régimen dictatorial o totalitario? La respuesta es obvia: el tirano en turno.

El ejemplo de Hugo Chávez/N. Maduro, o el de los Castro en Cuba, da una respuesta clara. La ley es allí un producto de la voluntad personal de unos pocos.

En un régimen de libertades

En una democracia, las cosas cambian y se complican. Ellas son, por supuesto, hechas por el poder legislativo. Ese poder tiene la capacidad legítima de crear, abolir y modificarlas.

Ese poder tiene sus modalidades: la parlamentaria al estilo Reino Unido y la cameral al estilo EEUU.

El parlamento o las cámaras de legisladores son quienes las hacen, pero no suelen ser los únicos. Es posible que el poder ejecutivo emita «leyes» también. Algo parecido a ellas en la práctica: decretos, órdenes ejecutivas, reglamentos.

Entonces, su emisión puede tener varios orígenes: el legislativo y el ejecutivo. Pero también puede hacer algo similar el poder judicial. Lo hace cuando crea jurisprudencia o las interpreta en juicios o califica la constitucionalidad de ellas.

¿Quién hace las leyes en una democracia? Los tres poderes tienen maneras para emitir órdenes de aplicación nacional en el país, llámense propiamente leyes o no.

Leyes y división del poder

La realidad anterior se opone hasta cierto punto a la teoría de la división del poder. Según ella, su emisión debe corresponder solamente a un poder, no al ejecutivo ni al judicial.

Menos aún ser el producto de la voluntad personal de uno solo, sin acotaciones.

En fin, una complicación más de la democracia y sus intentos por evitar abusos de poder. Nada que sorprenda, la democracia está lejos de ser un sistema ideal, menos aún un estilo de vida.

Pero la cosa no para allí, hay más, y es cuando las cosas se ponen de verdad interesantes.

El origen último de las leyes

¿De dónde las obtiene quien sea que las promulgue?

Sabemos que idealmente debe ser una autoridad legítimamente formada. Sin embargo, la idea central de cualquier norma legal tiene que tener un origen, alguna idea de la que salga, que la inspire. Un principio de origen.

Un ejemplo obvio, las penas que castigan el robo y el asesinato, son ellas emitidas por el poder legislativo, el que las redacta, corrige, afina y detalla. Luego se promulgarán por el ejecutivo.

Pero la interrogante se mantiene: la del origen primero que tiene esa ley, lo que hace que esas conductas sean penalizadas. La cosa se complica. ¿Por qué deben prohibirse y castigarse actos como el robo y el asesinato?

Una respuesta buena y posible, pero no suficiente, es la de aceptar que antes que la ley existe una idea moral abstracta y general. Algo que hace que el matar y el robar sea reprobable.

No está mal, pero también hay una idea de la que eso proviene. Una idea anterior. La de que la vida y las posesiones de las personas deben ser respetadas y defendidas en caso necesario.

Otra manera de ver eso es aceptar que los seres humanos tienen dignidad, igual en todos sin excepción. Dañar a las personas resulta reprobable debido a esa dignidad.

De allí salen las leyes que ya en detalle, por ejemplo, crean figuras legales como el homicidio imprudencial y el intencional, y el caso de defensa propia.

¿Quién hace las leyes entonces?

📌 El poder legislativo principalmente, pero no a su antojo y capricho, sino a partir de una idea moral previa sobre lo bueno y lo malo. Sería absurdo que se permitiera golpear a la suegra molesta, pero prohibiera hacer lo mismo con el resto.

Este es el problema de las leyes injustas, es decir, de las que no coinciden con la moral que es superior a ella. Esas que están «fuera de armonía» con la elevación del ser humano.

Las leyes son «hechas» por ideas morales

¿Quién las hace? Sí, legisladores y gobierno. Pero poca duda puede haber de que también son «hechas» por ideas morales acerca de lo bueno y de lo malo.

No está mal la solución, pero tiene sus problemas cuando no hay acuerdos sobre la ley moral superior, la eterna y natural. El problema es serio y muy de nuestros días, muy bien ilustrado en el caso del aborto.

En un concepto de ley natural, el respeto a la vida no tiene excepciones y protege también a los no nacidos. Su sustento es lo sagrado de vida para todos sin excepción.

Pero si se altera ese origen de la ley natural, entonces se abren todas las posibilidades legales posibles, incluyendo la de decir que el aborto no es matar.

Los tres problemas

A. El legislador ignora el origen moral o ético de las leyes que emite, lo que produce la posibilidad de que sean injustas. Es decir, leyes que están en contra de la dignidad humana.

B. El segundo problema es el de rebasar los límites de la ley creada por los legisladores. Es decir, darle funciones que no puede tener, como el de alguna ley que ordene u obligue a la fraternidad humana.

C. Por último, el tercer problema es el de la abundancia de leyes: tantas y tan complejas que resultan imposibles de conocer y cumplir.

Globo de ideas relacionadas

El tema de quién hace las leyes y de dónde salen, pone sobre la mesa muchas ideas, como hasta dónde debe llegar una buena ley, la razón de ser de la ley y el problema de la hiperactividad legislativa.

Incluyendo las nociones de la causa del desprecio de la ley, leyes justas e injustas y la curiosa idea de que problemas complejos necesitan leyes simples.

Incluyendo la idea de la desobediencia civil.

Véase también la eficiencia de las leyes genera confianza y los cuatro tipos de leyes de santo Tomás.

Conclusión

Cuando desaparece la ley moral superior, el poder legislativo deja de tener limitaciones y comienza a actuar a su antojo y capricho, dando lugar a lo que se llama intervencionismo moral.

Esa situación en la que lo bueno y lo malo son definidos por los gobiernos. El totalitarismo peor que puede existir.

La apariencia general es que las leyes son hechas por los legisladores dentro de un régimen de derecho. Y que en un régimen dictatorial, ellas son hechas por el dictador.

El corazón del asunto es, sin embargo, otro. El del origen previo de esas leyes, los grandes principios superiores a la ley y que son el origen anterior a ella.

La existencia de esos principios anteriores a la ley es un gran mecanismo de defensa.

Uno que apunto que (1) el legislador no está por encima de las que emite y (2) existe la posibilidad de leyes injustas que no obligan a su obediencia.

Introducción

A fuerza de considerar a las leyes como una constante, se corre el riesgo de olvidar su propósito. Los gobiernos emiten y modifican leyes, demasiadas veces por un activismo político que más busca buena imagen que bien común.

La abundancia de leyes y el activismo legislativo son también obstáculos que impiden ver el real objetivo verdadero de las leyes. Las leyes pueden ser causa de una vida mejor, o de una peor.

Por eso importa la idea de Bastiat, que explica con inteligencia la razón de ser de las leyes y que, por lo tanto, da elementos de juicio para evaluar las leyes que rigen a una sociedad. ¿Para que sirve la ley? Para proteger a las personas. Solamente eso.


📕 La idea de F. Bastiat, aquí resumida, se encuentra en su libro, The Law.


La razón de ser de la ley, la vida

El punto de partida de Bastiat es reconocer que Dios nos ha dado a los hombres un don. Es el don de la vida, una vida física, mental y moral.

📌 De este punto, Bastiat derivará su conclusión final acerca de la razón de ser de la ley. Ella sólo se justifica para la protección de las personas, sus libertades, derechos y propiedades. Y nada más.

Bastiat empieza por decir que la vida es una responsabilidad de los hombres ante Dios. Esa vida dada por Dios, además, no puede preservarse por sí sola. Tenemos los humanos el deber de preservar y perfeccionar esa vida que Dios nos dio.

¿Cómo proteger a la vida?

Una vez reconocida esa responsabilidad de cada ser humano, queda por saber cómo lograr la preservación y el perfeccionamiento de la vida.

Bastiat responde diciendo que para cuidar nuestra vida, Dios nos ha dado una serie de maravillosas facultades y, también, ha puesto a nuestra disposición una variedad de recursos naturales.

Bastiat, por tanto, inicia su explicación de la razón de ser de la ley, presentando un panorama con tres dones de Dios:

  1. La vida humana, que debe ser perfeccionada y mantenida,
  2. Las facultades y capacidades humanas y
  3. Los recursos naturales de la Creación.

Recursos, facultades, bienes, protección

Con esos tres dones, se presenta una situación por la que aplicando las facultades humanas a los recursos naturales producimos bienes. Esos bienes sirven a los hombres para el perfeccionamiento y preservación de su vida.

Por tanto, es el trabajo humano sobre los recursos naturales lo que genera los medios para vivir.

De allí se sigue que la persona, su libertad y su propiedad son los requisitos básicos de la vida. Cada uno de esos requisitos depende de los otros dos.

Nuestras facultades son una extensión de nuestra persona. Nuestra propiedad es una extensión de nuestras facultades. Es claro entonces que antes de que exista ley alguna, existe el hombre, sus talentos, su trabajo y los bienes producidos.

La persona antes de la ley

📌 La persona es anterior a las leyes y las leyes sólo pueden entenderse bajo esa óptica. Ellas son un instrumento para el perfeccionamiento de la vida dada por Dios, usando las habilidades y los recursos que tenemos disponibles.

La vida dada por Dios, la libertad para usar los talentos humanos y la propiedad de los bienes no existen a causa de las leyes.

📌 De hecho, la vida, la libertad y la propiedad son el origen de las leyes. Las leyes, por tanto, sólo pueden justificarse a causa de la responsabilidad humana ante Dios.

Derecho a defender la vida

Si no viviéramos en sociedad, cada uno de nosotros poseería el derecho natural, derivado del don de la vida otorgado por Dios, para preservar nuestra persona de manera integral.

📌 Es decir, tenemos el derecho de defender a nuestra persona, a nuestra libertad y a nuestras propiedades contra ataques de terceros. Cada persona tiene ese derecho de defensa, incluso usando la fuerza, ante ataques a su persona, a su libertad o a su propiedad.

Un grupo de personas puede organizarse para vivir en sociedad y unir sus derechos de defensa. Ese grupo puede formar una fuerza común para preservar sus personas, libertades y propiedades y así cumplir con su responsabilidad ante Dios.

Se llega así a la razón de ser de la ley

Ese grupo establece leyes cuya única justificación es la preservación y defensa de las personas, sus libertades y sus propiedades. Esa fuerza común y esa unión de derechos tiene su origen en el derecho de defensa de cada persona.

Es lógico, por tanto, que esa fuerza común no pueda tener ningún otro propósito, ni ninguna otra misión que aquélla que le dio origen.

📌 En otras palabras, la fuerza común o ley que es producto de la unión de un grupo de hombres para la preservación de su vida, no puede ir más allá de la preservación de las personas, sus libertades y sus propiedades.

La ley es la organización del derecho natural de defensa. La ley es un sustituto de los derechos individuales de defensa por el de una fuerza común, la ley.

La ley, por tanto, protege a las personas, a sus libertades y a sus propiedades. Esa es la razón de ser de la ley.

Límites de la ley

Una persona no puede usar su derecho de defensa para atacar a otra y afectarla en su persona, su libertad o su propiedad.

Por la misma razón, los derechos individuales acumulados en la ley tampoco pueden usarse para afectar la libertad, la persona o la propiedad de otros.

La fuerza ha sido dada a cada persona para poder defender sus derechos individuales. No puede usarse ese poder para destruir los derechos iguales de nuestros hermanos.

Ya que no existe el derecho individual y personal de atacar los derechos de los demás, tampoco la unión de los derechos de defensa significa el derecho de atacar a los demás.

¿La razón de ser de la ley? La ley mantiene los derechos de cada persona. La ley hace que la justicia prevalezca entre los hombres. ¿Para que sirve la ley? Para proteger a las personas. Solamente eso.

Concluyendo

Siguiendo el razonamiento de Bastiat, ahora es posible tener una opinión esencial sobre la razón de ser de la ley.

¿Protege o restringe el uso de los talentos?

Si la ley defiende la libertad de la persona para usar sus capacidades de trabajo, entonces la ley es buena. La ley está para proteger que las personas puedan usar sus talentos y habilidades.

Si, por el contrario la ley restringe el uso de las facultades humanas, es mala. La ley no puede obstaculizar a la persona impidiendo que ella ponga en usa sus talentos.

¿Protege o ataca a la propiedad?

Si la ley defiende la propiedad de la persona, que es una extensión de sus facultades, entonces la ley es buena. La razón de ser de la ley es proteger las propiedades personales logradas por el uso de las habilidades personales.

Si, por el contrario la ley ataca esa propiedad, la ley es mala. La ley no puede debilitar el derecho de propiedad que la persona tiene producto de su trabajo.

¿Protege a todos o solo a unos?

Si la ley defiende los derechos de uno sin afectar los derechos de un tercero, entonces la ley es buena. La razón de ser de la ley es universal, proteger a las personas. A todas.

Si, por el contrario, por defender los derechos de uno son atacados los derechos de otro, la ley es mala. La ley no puede ofrecer protección a unos cuando eso es dañar a otros?

Una justificación divina

Y esas afirmaciones pueden justificarse, según Bastiat, con base en los dones divinos.

Dios nos dio la vida, con la obligación de perfeccionarla, usando otros dones divinos: nuestras facultades y los recursos naturales. Incluso retirando el elemento teológico, el argumento de Bastiat se sostiene.

Por tanto, da él un enfoque de gran sentido común y sencillez para evaluar a las leyes que rigen una sociedad.

Si una ley limita el aprovechamiento de los talentos humanos, o es contraria a la propiedad particular, o ataca los derechos de terceros, esa ley tendrá efectos negativos en la sociedad.

Este enfoque es refrescante para sociedades que sufren activismo legislativo, es decir, gobiernos que emiten gran cantidad de regulaciones como efecto de sus preocupaciones.


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[Actualización última: 2023-06]