Un concepto político vago que supone que la autoridad debe estar solamente en manos de élites. La posición usualmente opuesta a los regímenes democráticos. Definición y características del elitismo.
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Introducción
Elitismo es un término de significado vago y confuso que usualmente es usado con connotaciones de discriminación por clasismo. Es decir, suponer que hay segmentos superiores e inferiores en una sociedad, lo que está claramente en contra de la igualdad personal.
Su comprensión es bastante más compleja que su simple uso como insulto dirigido a grupos opositores, los que sea. A pesar de su vaguedad contiene un prometedor contenido político.
📍 El término se asocia con conceptos políticos como el principio doble del poder y la idea de que no importa el gobernante, sino su gobierno. Pone sobre la mesa el inevitable problema de las decisiones democráticas y la innegable realidad de gobernantes imperfectos que forman gobiernos imperfectos.
Primero, ¿qué es una élite?
La comprensión completa del término será mejor lograda examinando los elementos que conforman a la idea de ella.
1. Una minoría
La definición de elite (puede escribirse también élite) contiene siempre un elemento de minoría. Designa a un grupo reducido, como aquí:
«El término elite se utiliza en la mayor parte de las comunidades o sociedades para designar a aquel sector, minoritario por supuesto, que observa un estatus superior al resto de los integrantes de dichas sociedades». definicionabc.com. Énfasis mío.
2. Una minoría superior
Otro elemento es la superioridad. Hay algo en las élites que las distingue y coloca por encima del resto de los miembros de la comunidad. Claramente es un concepto jerárquico que establece la supremacía o preponderancia.
3. Una minoría superior especializada
Añadiendo otro elemento, el de la especialidad, se logra una definición más precisa; por ejemplo, la siguiente:
«[…] del vocablo elite que, en sentido amplio, designa un grupo selecto de personas en el orden político, científico, cultural, económico o de cualquier otra rama del saber o de la actividad humanos». enciclopediadelapolítica.com
Élites, sus opuestos
Puede enriquecerse el significado de ella viendo sus opuestos: multitud, chusma, mayoría, plebe, pueblo, muchedumbre, masa, vulgo y otras más.
No sorprende, por tanto, que la existencia de ellas produzca una cierta reacción negativa en mentalidades que resalten igualdad democrática. Para ellas la idea de minorías superiores es algo repelente o sospechoso al menos.
Son algo inevitable
Es posible entender que ellas son un resultado inevitable de la variedad de capacidades humanas, lo que formará grupos. Algunos de ellos se convertirán en élites. Minorías, superiores en algún sentido y terreno.
El término ‘intelectual‘ ejemplifica muy descriptivamente la idea de una élite. Quizá como una minoría, superior en, por ejemplo, literatura o arte.
Lo que significa que la única manera en la que pueda evitarse la formación de minorías superiores es la intervención forzada que limite libertades hasta tal punto que suspenda la posibilidad de la especialización personal y sus méritos. Un mundo en el que sería ilegítimo que existiera Beethoven, Mozart, Bach y Wagner.
Para pensarse


Élite política
El concepto puede llevarse con extrema facilidad al campo del gobierno, reconociendo a las elites políticas. Muy bien definidas aquí:
«Esas personas son las que forman parte de la estructura de poder y tienen acceso a los procesos de decisión […] en esas sociedades. Las elites políticas están formadas no solamente por los protagonistas directos de la decisión y de la acción sino también por la cohorte de “eminencias grises” y de “intrigantes” que con frecuencia suelen rodear a los hombres de gobierno y que ejercen influencia sobre ellos». enciclopediadelapolítica.com
Puede llevarse incluso a un terreno general de «poder social». El que llevaría a considerar minorías superiores en poder económico, político, militar, religioso, académico, o de cualquier otro tipo. Gente con influencia general sobre los destinos de la sociedad. Una minoría, superior, con poder grande.
Oligarquías
Entre los socialistas es costumbre hablar de «oligarquía económica», apuntado a ella como la élite de «grandes capitalistas». Es la del poder económico.
Por supuesto, lo anterior abre la posibilidad de hablar de «oligarquías gubernamentales». Las de los sistemas socialistas. O incluso «oligarquías religiosas», como en las teocracias.
Hereditario, no siempre
Ella contiene un fuerte elemento aristocrático de superioridad, pero que no necesariamente hereditario. Puede lograrse por la capacidad y el merecimiento personal: los miembros de esa elite merecen estar en ella al menos en apariencia.
Este es otro elemento esencial de su idea, el del mérito que justifica considerar que la persona concreta pertenece a una cierta elite.

El punto central
El punto central es la definición y la defensa implícita de la existencia de las élites como un resultado natural e inevitable de la diversidad de capacidades humanas.
El concepto de élite ha examinado sus elementos constitutivos y contraponiéndolo a ideas como multitud o masa, para finalmente argumentar que su negación solo puede lograrse mediante la supresión de las libertades individuales y la especialización.
La columna desarrolla esta idea a través de varios puntos clave:
- Definición de élite: una minoría superior y especializada. El texto enfatiza que las élites son grupos reducidos que poseen un estatus o características que las distinguen y las sitúan por encima del resto en algún ámbito (político, científico, cultural, económico, etc.).
- Contraste con sus opuestos: al oponer las élites a términos como ‘chusma’, ‘plebe’ o ‘masa’, se resalta la naturaleza jerárquica del concepto y reconoce la resistencia que puede generar en mentalidades que priorizan la igualdad democrática.
- Inevitabilidad de las élites: se sostiene que las élites son un resultado inherente a la variedad de capacidades humanas. La única forma de evitar su formación sería una intervención forzada que limite drásticamente las libertades individuales, impidiendo la especialización y el reconocimiento del mérito.
- Aplicación a distintos ámbitos: la idea de élite se extiende a las élites políticas (aquellos con acceso a estructuras de poder y decisión), las oligarquías (económicas, gubernamentales, religiosas) y se diferencia de la aristocracia al no ser necesariamente hereditaria, sino que puede basarse en el mérito personal.
- La columna concluye sugiriendo que una visión puramente igualitaria de la democracia puede llevar a desdeñar a las élites. Sin embargo, la inclusión de una vertiente republicana en la democracia permitiría reconocer a individuos con ventajas o méritos superiores, moderando así el igualitarismo.
En esencia, la columna argumenta que las élites son una manifestación natural de la diversidad y el talento humano y que su existencia, lejos de ser un problema, es una consecuencia lógica de la libertad y la especialización.
Para pensarse

¿Qué significa elitismo?
El término describe a la forma de pensar que propone la existencia de élites como algo real y deseable, y que ellas deben tener la capacidad de conducción de la sociedad debido a su mayor conocimiento y capacidad.
La idea general puede tener interpretaciones muy diversas, algunas favorables, otras negativas. Puede ser interpretada como un desprecio a la gente común, a la que se ve como peligrosa, deshonesta y vulgar.
También como una desigualdad indeseable asociada con la aristocracia e incluso con la oligarquía. E incluso, negativamente interpretado, es un sinónimo de arrogancia y soberbia.
Igualitarismo y elitismo
Para comprender mejor al significado del término, ayuda el contrastarlo con la idea del igualitarismo. Este último, en sus versiones radicales, propone la igualdad total de las personas y considera injusta cualquier diferencia entre ellas.
Casi lo opuesto del elitismo, al que puede interpretarse como «una forma de apoyar la exclusión de las masas respecto a las posiciones de privilegio y poder».
Sus dos interpretaciones
Primero, su idea de que los gobiernos deben estar en manos de unos pocos, la élite, por ser eso más conveniente que los gobiernos en manos populares.
Segundo, su idea de que no importa realmente que tipo de régimen se tiene, el gobierno siempre está en manos de una élite. No hay otra posibilidad.
Las dos interpretaciones muestran la complejidad del concepto.
1. El gobierno debe estar en manos de la élite
La idea no debe descartarse sin pensar en la división del poder como el conjunto de mecanismos que atemperan los abusos de autoridad, tanto de las masas como de las élites. El bicameralismo de Montesquieu es un ejemplo claro una forma de controlar los excesos democráticos.
No solamente existe el anterior aspecto de controlar los excesos de poder que pueden tener los grupos, sean minoritarios o mayoritarios, también debe reconocerse la diversidad de capacidades, actitudes e intereses de las personas.
No todas son tan iguales como pretende el igualitarismo. Sería irreal suponer que no existe ninguna diferencia entre humanos y que algunas de esas diferencias crean grupos pequeños diferentes a los demás.
📌 El punto central que se abre aquí es el descubrir que existen mecanismos elitistas que pueden servir para moderar los excesos a los que puede conducir un gobierno sustentado solo en la voluntad popular mayoritaria.
2. Sea lo que sea, siempre gobierna una élite
Esto es aceptar una realidad: no importa de qué tipo de gobierno se trate, los principales puestos de gobierno siempre estarán ocupados por los miembros de una pequeña minoría. La observación afirma que eso sucede no importa qué tipo de gobierno se tenga.
Es tan elitista el gobierno de Venezuela o el de Cuba, como el de Francia o EEUU. Un pequeño grupo de personas están en una posición que les permite conducir a un país entero y, usualmente, ellas piensan que saben más que la propia gente lo que ella necesita.
Las diferencias de gobierno no se encuentran en otra parte que en la capacidad institucional para limitar el poder de la minoría en el gobierno.
Conclusión
El concepto, a pesar de su vaguedad y de su uso indiscriminado como insulto, muestra su utilidad práctica cuando muestra la inevitabilidad de la concentración del poder político en pequeños grupos cuyos miembros tienen ambiciones de poder.
Cualquiera que sea el régimen que se tenga y no importa quien gobierne siempre existe el riesgo real y presente del abuso de poder de la élite. Socialistas y liberales, conservadores y progresistas, todos los regímenes tienen esa cualidad elitista que dejada sola lleva a extremos indeseables.
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