A más poder, mayor capacidad de poder hacer el bien, pero también lo opuesto, mayor capacidad para hacer el mal. Un efecto inevitable de la naturaleza humana. El problema y la solución. El principio doble del poder.

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Definición

Se llama principio doble del poder. Un nombre muy descriptivo. Describe algo de mero sentido común.

⚠️ Cuanto más poder tiene alguien para hacer el bien, tiene también la misma cantidad de poder en el otro sentido, para hacer el mal.

Este principio describe una relación entre poder y capacidad de acción: a más poder, más capacidad de acción. Un caso obvio será el de un dictador comparado con un presidente constitucional. El presidente tiene menos poder que el dictador.

Estructura del principio doble del poder

Pero el contenido central del principio es el asociar al poder político que se tiene con la capacidad de hacer el bien o el mal.

  • Quien tiene mucho poder tiene una gran capacidad para hacer el bien.
  • Pero quien tiene mucho poder también tiene una gran capacidad para hacer el mal.

La idea de poder se manifiesta en la capacidad de actuar con o sin limitaciones. Si una persona tiene gran poder, ella puede actuar con escasas limitaciones y, entonces, estar en una situación de hacer mucho mal o mucho bien.

Casos y ejemplos

El más fácil y simple es el del poder nuclear, con capacidad de hacer mucho bien, pero usado para hacer el mal tiene también gran capacidad. La relación entre poder y la cantidad de mal y bien que puede hacerse.

Un ejemplo menos extremo, es el de un cuchillo de cocina. Es difícil pensar cómo podría vivirse sin él, pero sin duda el mismo cuchillo puede ser usado malévolamente.

Debe notarse que el principio doble del poder describe la capacidad simultánea de hacer una cosa o la otra. Es una potencialidad del poder, parte de su sustancia y esencial, algo siempre presente. Un régimen presidencialista, por ejemplo, tiene al mismo tiempo una buena capacidad para hacer lo bueno, pero también para hacer lo malo.

La naturaleza humana, su origen

El principio doble del poder tiene su justificación en la libertad y la imperfección humana. Esto presenta una situación que puede describirse en dos situaciones extremas:

  • La persona A tiene muy poco poder. Por tanto, puede hacer poco bien, pero también poco mal.
  • La persona B tiene mucho poder. Por consiguiente puede hacer mucho bien, pero también mucho mal.

El caso de los gobiernos

Necesariamente formados por personas, los gobiernos son capaces de lo mismo, hacer mucho bien. Pero, también, mucho mal.

Eso es lo que establece el principio doble del poder: lo que tiene poder para hacer muy buenas cosas, tiene la misma cantidad de poder para hacer mucho mal. Y todo, al mismo tiempo, de donde puede concluirse algo lógico:

📌 Conforme más poder tengan los gobernantes mayor será su capacidad para hacer lo bueno y, simultáneamente, mayor será su potencial para hacer lo malo. De donde puede obtenerse otra conclusión inevitable: quienes suponen que dar grandes poderes a un gobierno logrará que este haga mucho bien, olvidan fatalmente que ese mismo gobierno podrá también hacer mucho mal.

Los totalitarismos son un ejemplo de ese error, que creyendo hacer el bien acumularon poderes extraordinarios, para terminar realizando horrores históricos.

El riesgo político

Lo anterior es algo que debe resaltarse aún más. Es el riesgo político que está siempre implícito en las propuestas de tener gobiernos de poderes mayores (uno de los riesgos socialistas).

Todo empieza con una narrativa que solicita un gobierno de gran poder al que se otorgan facultades mayores, con la buena intención de que así se lograrán grandes bienes sociales.

Y, es cierto, eso es una posibilidad. Pero también es otra posibilidad el que ese gobierno de gran poder provoque grandes males. Ignorar esta segunda posibilidad es uno de los errores más frecuentes en política.

Nuestra experiencia con los gobiernos ha sido tan amarga que se han construido frenos a la acción gubernamental: darles menos poder, dividir el poder que tienen, respetar libertades ciudadanas, y demás.

Con menos poder en sus manos los gobernantes tendrán menos capacidad para hacer el mal y esto es preferible a darles gran poder creyendo ilusoriamente que harán mucho bien.

Este es otro principio, el principio de la limitación del poder: es preferible dividir el poder a concentrarlo. De esta manera, se evitará el riesgo de sufrir grandes males.

De regreso a la naturaleza humana

Está en nosotros, de manera natural, una gran capacidad y poder para hacer cosas. Somos libres y podemos pensar. Está en nosotros, intrínsecamente, un gran poder para hacer lo bueno, grandes y maravillosas cosas de gran beneficio y bondad.

Pero ese mismo poder para hacer el bien, lo tenemos también para hacer el mal, las cosas más malvadas y terribles.

Si es conveniente conocernos, esta es una buena adición al conocimiento propio: el saber que tenemos poder en esas dos direcciones, para bien y para mal. Y nuestro poder no es escaso, es grande. Una naturaleza humana realmente fascinante, seres que pueden ir en dos direcciones totalmente opuestas.

Es una dualidad curiosa y única en nuestro mundo. Nadie más la tiene. Somos la única especie a la que aplica este principio doble del poder. Y eso aplica a los gobiernos. Si los gobernantes son imperfectos, todos los gobiernos también lo serán.

La solución al problema

En el caso del poder gubernamental, el riesgo de grandes males producidos por regímenes de poder concentrado se ha encontrado en la exposición de Montesquieu acerca de la división del poder: ya que todo poder tiende a ser abusado, debe ser fragmentado.

🔎 Esto revela la realidad de la situación que describe el principio doble del poder. La probabilidad de que un gobierno de gran poder haga algo bueno no es la misma que la de hacer algo malo. Es mucho más probable que ese gobierno muy poderoso haga algo malo a que haga algo bueno.

Por una buena razón al menos, la de que el poder tiende a ser abusado en la proporción en la que crece. El poder absoluto corrompe absolutamente, pero también embrutece.

Conclusión

Ha sido explicado el principio doble del poder como la capacidad para hacer el bien y el mal: a más poder, más potencial de hacer ambas cosas.

Esto representa un riesgo sustancial en política porque la probabilidad de hacer el mal es mayor. Es el problema del poder sin límites.

La solución está en la división del poder y una sana actitud de sospecha ante todo gobernante, no importa qué tan bien intencionado se perciba.


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La primera vez que leí sobre el Principio Doble del Poder fue en Morris, T. V. (1992). Making Sense of It All: Pascal and the Meaning of Life. Wm. B. Eerdmans Publishing Co., donde se une a los pensamientos de B. Pascal.

Esa dualidad humana, para hacer grandes bienes y grandes males, se tiene la mejor expresión en la idea Cristiana del hombre hecho a la imagen de Dios, pero un hombre que ha caído en el pecado. Conocer a Dios sin aceptar nuestra maldad, nos conduciría al orgullo; conocer muestra maldad sin aceptar a Dios, nos lleva a la desesperanza.

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