La definición de este concepto tan importante puede ser lograda conociendo los elementos que forman al concepto. ¿Qué es una república? En pocas palabras no hay quizá elemento más básico en la defensa de las libertades.

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Introducción

La idea de república es central y básica en política. Su esencia misma es la de un control del poder estatal, al que pone límites y, por eso, crea regímenes de libertades y prósperos.

Su olvido y descuido es siempre un riesgo que lleva a la construcción de sistemas políticos de abuso de poder, pobreza y pérdida de libertades.

📍 La idea de la república se liga a problemas y dificultades, como la mayoría es un peligro de opresión, el problema de las decisiones democráticas y peligros del exceso democrático. Además de la usual mala calidad de las opiniones comunes.

El punto central de esta columna es la definición de la república como un sistema político fundamental para el control y la limitación del poder estatal. Ella fomenta las libertades individuales y la prosperidad. Se distingue de la democracia, a la que complementa y corrige sus excesos.

La república se basa en la división de poderes para evitar la concentración de autoridad. Ella establece un estado de derecho, donde las leyes están por encima de la voluntad de gobernantes y electores, protegiendo así las libertades.

Mientras la democracia se enfoca en la representación general a través de elecciones, la república impone frenos a los posibles abusos de una mayoría ilimitada. La república es presentada como un mecanismo esencial para prevenir la concentración y el abuso del poder en todas sus formas.

Definición de república

Los elementos que forman del concepto son los siguientes:

1. Un arreglo político

Se trata de una noción claramente de naturaleza política y corresponde a una de las maneras básicas de regímenes políticos en las que es posible organizar un Estado, al gobierno y la nación.

2. Origen

El origen de la palabra ‘república’ viene de res publica, es decir, la ‘cosa pública’ —o los asuntos públicos, claramente referido a los temas políticos de importancia general, a veces llamada esfera pública.

3. Complemento de la democracia

Ella tiene un gobierno de representación general —elegido por medio de elecciones de partidos políticos en competencia y que tienen una duración predeterminada de antemano en sus cargos, después de la cual se repiten las elecciones.

Este es el elemento democrático de la república, que es el más conocido y célebre, pero que queda incompleto sin incluir esta idea de república.

¿Qué es una república en esencia?

Los elementos anteriores son demasiado vagos para ser de utilidad en su comprensión. La república, cuando se entiende integralmente, contiene elementos o características adicionales que explican su necesidad.

1. División del poder

Ella tiene un gobierno organizado bajo el principio de la división del poder por función: legislativo, ejecutivo y judicial —o cualquiera otro que impida la concentración del poder total del gobierno en una o más personas o agencias.

2. Aplicable a modalidades políticas

La república tiene un gobierno que puede o no ser federal, dependiendo del nivel de autonomía de sus estados, regiones o provincias —todas unidas al gobierno federal, pero con independencia que varía país por país.

Puede ser centralista cuando no existen esos estados o regiones de acierta autonomía —ni gobiernos locales, sino únicamente el central, localizado en la capital del país.

La república puede ser parlamentaria, al estilo del Reino Unido; o bien representativa al estilo de los EEUU.

3. Impone el imperio de la ley

Tiene una característica central, la de constituir un estado de derecho: leyes respetadas y cumplidas; donde las instituciones dominan y se protegen los derechos y libertades de los ciudadanos.

La república, por tanto, está muy ligada a la idea del constitucionalismo, una ley suprema y superior, por encima de la voluntad del gobernante y el electorado.

4. Soberanía popular

Ella supone que la soberanía radica en las personas que viven en esa sociedad, creyendo que ellas son capaces de autogobernarse —es decir, poseen una serie de creencias que facilitan la vida en común, muy especialmente el amor por su libertad.

Los opuestos a la república

Los opuestos de república hacen más comprensible su esencia. Van en contra de ella los regímenes personalistas, los dictatoriales, los totalitarios y algunos monárquicos. Todos aquellos en los que existe poder concentrado y poca o nula atención a la ley.

📌 En una república existe la idea subyacente de que toda concentración de poder presenta riesgos de abusos potenciales y que por eso debe evitarse —de allí que en una república la economía y la cultura/moral están separadas del gobierno (la idea de M. Novak es muy importante en este sentido).

Un freno a la concentración de poder y abusos de autoridad

Pensar en una república es considerar poner limitaciones a excesos políticos. Por ejemplo, los que llevan a una democracia ilimitada que produce una dictadura de la mayoría.

Es como un corrector de riesgos políticos, un mecanismo de ajuste que modera los excesos y puede encontrar soluciones a riesgos democráticos.

Ella divide al poder político

Desde otro punto de vista, una república es un arreglo político por medio del que se establece un estado de derecho destinado a respetar a las personas, sus libertades y sus posesiones por medio de mecanismos gubernamentales que rompen el poder de las maneras usuales en los gobiernos.

Pero, además, al poner énfasis en las libertades y derechos individuales, enfatiza la división de poderes económicos y culturales. La república es, en pocas palabras, uno de los más grandes opositores a la concentración y el abuso del poder.

La confusión usual: democracia no es igual a república

Fácilmente se confunde a la democracia con la república cometiendo un gran error. Los elementos de ella ponen frenos a los abusos que pueden suceder en una democracia, cuando se pretenda implantar exclusivamente la voluntad de la mayoría sea la que sea y diga lo que diga.

En una república se frenan los excesos democráticos. Es una estado de derecho que se opone a los excesos de la democracia y corrige sus errores.

Conclusión

Los dos elementos centrales del concepto de república están bien expresados en esta idea. República es:

«Organización del Estado cuya máxima autoridad es elegida por los ciudadanos o por el Parlamento para un período determinado. […] Por oposición a los gobiernos injustos, como el despotismo o la tiranía, forma de gobierno regida por el interés común, la justicia y la igualdad». dle.rae.es

Es esa «oposición a gobiernos injustos» lo que la hace una idea invaluable en la defensa de las libertades.

[La lista de los 10 peores dictadores da una idea de los casos opuestos a esta noción. Del otro lado, el Índice de Libertad Económica da una buena idea general de los países ejemplos que caen en la categoría de repúblicas.]

El concepto de república, lejos de ser una idea moderna, tiene raíces profundas y exitosas, ejemplificadas por la longeva prosperidad de Venecia.

Esta ciudad-estado, durante más de mil años, fue la única república en un mundo de monarquías, habiendo adoptado conceptos esenciales de limitación del poder político mucho antes de la Ilustración. Esta longevidad y prosperidad se atribuyen a la capacidad de la república para controlar los excesos del poder y proteger las libertades individuales mediante el imperio de la ley.

La esencia de una república reside en la limitación y el control del poder gubernamental, evitando sus excesos y respetando amplias libertades individuales bajo el imperio de la ley.

Dada la evidencia histórica de su éxito en generar progreso y prosperidad, resulta paradójico que en el siglo XX hayan resurgido regímenes autoritarios, que esencialmente ignoran los principios republicanos.

Este olvido de la república y la sustitución de sus principios por la creencia errónea de que gobiernos excedidos y libertades restringidas traerán prosperidad, es un fenómeno que el autor busca explicar.

Explicaciones para el olvido de la república

Son varias las razones para este olvido de las ideas republicanas:

  1. El éxito mismo de las libertades económicas: inspirado en Schumpeter, se sugiere que la prosperidad generada por estas libertades lleva a un auto-sabotaje, donde las generaciones actuales disfrutan de los beneficios sin comprender los esfuerzos previos, un síndrome del niño mimado (Ortega y Gasset).
  2. La obsesión con la igualdad: el peligro de una excesiva búsqueda de igualdad, que puede derivar en la moral de la envidia y una preponderancia de la democracia sobre la república.
  3. Ignorancia histórica: la falta de conocimiento sobre los logros y principios de la república contribuye a su olvido.
  4. Dictadura del relativismo y la corrección política: estas ideologías minan la búsqueda de la verdad y restringen la libertad de expresión, llevando al adoctrinamiento en la educación y al rechazo de la verdad.
  5. Optimismo sin escrúpulos: Una mentalidad que ignora las lecciones del pasado y cree que se puede alcanzar la prosperidad por cualquier medio, incluso aquellos que históricamente la han destruido.

En conjunto, estas explicaciones sugieren que, a pesar de las sólidas evidencias a favor de gobiernos limitados y amplias libertades, la sociedad ha adoptado erróneamente ideas que van en contra de su propio progreso.

Democracia y república: no son lo mismo

Se subraya una distinción crucial y a menudo olvidada: la democracia y la república no son sinónimos. Mientras que la democracia es venerada, la república es a menudo ignorada o confundida con la primera.

Un ejemplo práctico: el juicio a un ladrón. En una democracia pura, la condena podría ser decidida por votación popular, sometiéndose a la voluntad de la mayoría, sin importar si es racional o justa. En contraste, en una república, el ladrón sería juzgado bajo el imperio de la ley, generalmente una constitución o carta magna, que establece normas predeterminadas y protege los derechos, independientemente del clamor de la mayoría.

La diferencia central radica en el principio rector:

  • La democracia enfatiza la voluntad de la mayoría («la voz del pueblo»), restando importancia a la ley. Esta mentalidad busca resolver todo mediante el diálogo y acuerdos entre partes, y puede llevar a gobernantes que se sienten legitimados por el respaldo mayoritario y ven la ley como un estorbo.
  • La república se basa en el imperio de la ley y en instituciones que limitan el poder de la mayoría. Es una mentalidad que, en cierto sentido, teme a las mayorías y prefiere la protección de los derechos individuales y de las minorías a través de un marco legal superior. No hay garantía de que una mayoría vote siempre por lo justo o racional.

El peligro de ser demasiado democrático y poco republicano

Ser demasiado democrático conlleva el riesgo de caer en regímenes de abuso de poder e injusticia. Cuando la gran ley (la constitución) es ignorada o inexistente, el gobernante puede legitimarse en el supuesto respaldo mayoritario para gobernar a su antojo, acumulando más poder.

En una república, las minorías están protegidas por la ley, que es igual para todos. En una democracia, las minorías pueden carecer de influencia, pues lo importante es la voz de la mayoría. La república es un sistema de gobierno superior a la democracia, ya que incorpora frenos y limitaciones a la voluntad mayoritaria mediante un marco legal superior.

El olvido de la idea de república como un control sobre las pasiones de la democracia tiene costos potencialmente enormes. La diferencia clave, como se cita, radica en los límites impuestos por la ley al gobierno, lo que impacta directamente en los derechos de las minorías.

Mientras que en una república una constitución protege derechos inalienables, en una democracia pura la mayoría no está restringida y puede imponer su voluntad a la minoría. La columna lamenta que esta crucial distinción sea a menudo pasada por alto en la política actual.


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