La definición de qué es presidencialismo acepta dos tipos, el equilibrado y el desproporcionado. Es este último el que representa un riesgo político general.

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Introducción

El término ‘presidencialismo’ es usualmente usado para expresar una exageración del poder del ejecutivo de un gobierno. Sin embargo, puede también ser aplicado a un cierto sistema de gobierno sin connotar esa exageración.

A continuación se explican esas dos interpretaciones.

Presidencialismo equilibrado

Puede decirse que es presidencialista un régimen político de división de poderes, en el que el poder ejecutivo recae en el presidente. Los otros poderes recaen en otras personas independientes del presidente o poder ejecutivo.

Una definición aceptable del presidencialismo equilibrado es esta:

«[…] el sistema presidencial tiene como principales características las siguientes: 1) el Presidente (que es jefe de Estado y de gobierno) es electo popularmente, 2) no puede ser retirado del cargo por decisión del Congreso, 3) encabeza el gobierno que designa y, 4) cuenta con la separación de los poderes Ejecutivo, Legislativo y Judicial». sil.gobernación.gob.mx

Describe una situación de balance y equilibrio entre los tres poderes gubernamentales, la que se considera conveniente como mecanismo para evitar abusos de poder gubernamental —la idea central explicada por Montesquieu y que permite tranquilidad y estabilidad.

Presidencialismo desequilibrado

Cuando existe una desproporción y desequilibrio del poder del ejecutivo (el presidente) sobre los demás poderes, a los que domina, una situación indebida de desbalance entre los poderes.

En este caso, el presidente tiene un poder dominante sobre el legislativo y/o el judicial, a los que controla y somete. En la práctica el presidencialismo desequilibrado eleva el riesgo del abuso del poder por carecer de los contrapesos de los otros dos poderes.

El caso de México, por ejemplo, durante el gobierno del PRI la última mitad del siglo 20 describe esta segunda interpretación.

«[…] el titular del poder Ejecutivo fungió como columna vertebral de todo el sistema político al adquirir facultades constitucionales y metaconstitucionales, al ser al mismo tiempo jefe de partido, influir en la integración de los poderes Judicial y Legislativo, ejercer control sobre los medios de comunicación, dirigir indirectamente los procesos electorales, participar con voz de calidad en el proceso para designar a su sucesor en la Presidencia, asumir facultades de designación y remoción de los gobernadores de los estados, entre otras». (ibídem)

Esta es una situación de desequilibrio que aumenta las probabilidades de abuso del poder y desestabiliza a la sociedad —por temores a acciones ilegales y que son propios de sistemas dictatoriales.

Desventajas del presidencialismo desequilibrado

Este tipo de presidencialismo presenta peligros derivados del poder excedido que posee un presidente y que no permitiría entrar en funcionamiento los mecanismos de pesos y contrapesos.

De esta manera se hace más probable el abuso del poder por parte del poder ejecutivo, como ha sucedido en Venezuela lo que debilita sus instituciones.

En México, el presidencialismo desequilibrado de poder excedido es congruente con la tradición histórica del país —quizá una parte de las premisas más hondas de la expectativa política nacional y que lleva, como en otras partes, a entender al presidente como el responsable total nacional.

El presidencialismo puede percibirse también en regímenes como los de Ortega en Nicaragua, Correa en Ecuador y Morales en Bolivia. Es un riesgo siempre presente que debe evitarse.

Así como el presidencialismo desequilibrado y negativo domina a los poderes judicial y legislativo, también tiende a dominar otras agencias e instituciones de gobierno, especialmente las independientes.

Por ejemplo, a los órganos electorales, las agencias de estadísticas, los defensores de derechos humanos y empresas estatales.


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[Actualización última: 2023-06]