Multiculturalismo sus características y efectos. Las variaciones en su interpretación y significado tienen efectos y consecuencias. Un análisis de su significado y requisitos de existencia.

¿Qué es el multiculturalismo?

El multiculturalismo describe una sociedad donde múltiples culturas coexisten y interactúan dentro de un mismo territorio. A diferencia de una sociedad homogénea, donde hay poco o ningún contacto entre culturas, el multiculturalismo es la norma en países con diversa inmigración. Más allá de la mera descripción, es también un ideal normativo que busca la convivencia pacífica y respetuosa entre personas de diferentes orígenes culturales, valorando la riqueza que aporta la diversidad.

¿Qué desafíos y paradojas surgen del multiculturalismo?

El principal desafío es el riesgo de conflicto debido a las diferencias en ideas y costumbres. Para manejar esto, se plantean dos enfoques: la conservación cultural (preservar identidades separadas) o la asimilación cultural (fomentar la integración). Una paradoja es que, si bien el multiculturalismo promueve la tolerancia, puede llevar a un relativismo cultural extremo donde todas las culturas se consideran igualmente valiosas, incluso si sus prácticas contradicen principios básicos de libertad o dignidad. Esto a veces resulta en la autodenigración de la cultura occidental, de donde surge la idea misma del multiculturalismo.

¿Qué principio es fundamental para que el multiculturalismo funcione?

Para que el multiculturalismo sea efectivo, es crucial la reciprocidad. Todas las culturas deben aceptar un valor común de respeto mutuo, libertad y obediencia a la ley. Sin esta bidireccionalidad, donde tanto la cultura receptora como la inmigrante se otorgan aceptación, el concepto se distorsiona. Puede degenerar en una crítica unilateral a la cultura del país anfitrión o en una obsesión por mantener otras culturas estáticas, ignorando la posibilidad de desarrollo y la importancia del individuo sobre el grupo.

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Primero, debe explicarse el concepto de multiculturalismo, distinguiendo su dimensión descriptiva (la coexistencia de diversas culturas en un mismo espacio) de su dimensión normativa (el ideal de convivencia pacífica y respetuosa entre esas culturas).

📍 La noción de multiculturalismo se asocia con otras, como el cosmopolitismo, el etnocentrismo y la discriminación. Incluso con el caso llamativo de la discriminación del inmigrante exitoso y el separatismo. Más la contradicción de la sociedad plural.

Dos situaciones culturales posibles

Para ilustrar al multiculturalismo puede usarse un esquema de dos escenarios culturales, el de la uniformidad y el de la multiplicidad.

A. Cultura interna uniforme y única

Muchas culturas, cada una existiendo con escaso o nulo contacto entre ellas. Un caso claro es el de la cultura occidental y las indoamericanas en el siglo 10. Ninguna tenía contacto con la otra, existían sin afectarse una a la otra. Había uniformidad cultural en cada una.

Esta posibilidad es la de cada sociedad con una cultura única y propia. Todos, o casi todos, los habitantes pertenecen a esa cultura. No existen emigrados de ninguna otra cultura. Sus habitantes tienen muy poca posibilidad de convivir con personas de culturas diferentes.

B. Cultura interna múltiple y variada

En esta sociedad existen culturas diferentes, cada una existiendo con contactos abundantes entre ellas dentro de un mismo territorio. Canadá es un buen ejemplo de sociedad multicultural, especialmente al compararse con México, un país mucho más monocultural.

No es el caso de un turista francés o croata que visita Ibiza. Es más bien el caso de varios españoles, franceses, japoneses, o de cualquier otra cultura que viven en, por ejemplo, Argentina, o Australia.

Multiculturalismo, dos elementos

Elemento descriptivo

El concepto es aplicable, por tanto, a sociedades dentro de las que existen varias y diversas culturas, de distintos orígenes.

Dentro de esas sociedades conviven grupos numerosos de personas con diferentes ideas, creencias, costumbres, cocinas, nacionalidades, religiones, idiomas, arte, historias.

«Multiculturalidad es la existencia de varias culturas que conviven en un mismo espacio físico, geográfico o social. Abarca todas las diferencias que se enmarcan dentro de la cultura, ya sea, religiosa, lingüística, racial, étnica o de género». significados.com

Elemento normativo

Ante esa realidad de la existencia simultánea de varias culturas en un mismo espacio y tiempo, la multiculturalidad solicita la convivencia entre quienes pertenecen a cada una de esas culturas.

La convivencia pacífica entre esos grupos es la razón del multiculturalismo. Al que puede definirse como ese ideal de convivencia cívica y respetuosa entre las personas de esas distintas culturas.

Y más aún, creyendo que tal convivencia exalta y alaba la riqueza de cada cultura y la diversidad acumulada que representa.

Solución de riesgos de conflicto

El multiculturalismo parte de una idea realista, que es la posibilidad de choques y conflictos entre esas personas. Con ideas diferentes, creencias distintas e incluso contrarias, siempre existe un riesgo significativo de roces y controversias que dañen a la sociedad entera.

Estos choques interculturales, dentro de una misma sociedad multicultural, es el problema que quiere resaltar y remediar el multiculturalismo.

Es la idea de una convivencia de tolerancia mutua que resulta más sencilla en una cultura única que en una sociedad multicultural.

Culturas asimiladas o preservadas

Es parte esencial del multiculturalismo la idea de mantener culturas distintas como una fuente de riqueza de la sociedad. A esto se opone otra idea, la de buscar la asimilación de las distintas culturas en una sola propia de la sociedad.

En otras palabras, existen dos enfoques diferentes para tratar la situación de convivencia de culturas distintas.

Multiculturalismo como conservación cultural

Este tipo de multiculturalismo se inclina más a una visión estática, a la preservación de las culturas que coexisten, encontrando en ellas riqueza y diversidad que benefician a la sociedad. Este enfoque, por ejemplo, haría todo lo posible por mantener a grupos étnicos dentro de su cultura, usos y costumbres.

Multiculturalismo como asimilación cultural

El multiculturalismo como asimilación cultural se inclina más por una visión dinámica que permita a las diversas culturas coexistentes unirse en una sola cultura o varias con escasas diferencias y que sean propias de una sociedad nueva, producto de esa asimilación.

Este enfoque, al tratar a los grupos étnicos, por ejemplo, fomentaría su libertad para que opten por integrarse a otras culturas dentro de la sociedad.

Multiculturalismo, su filosofía

Es parte de la mentalidad que favorece ideas de pluralidad, diversidad y similares. Hace esto creyendo que las personas dentro de una sociedad se enriquecen gozando de multitud de opciones culturales: creencias, arte, religión, literatura, cocina, vestido.

Es decir, el multiculturalismo en sus raíces reconoce las bondades de la libertad humana y la diversidad que ella crea. Es un origen positivo y digno, siempre que no se lleve a extremos indeseables, como la separación forzada de grupos culturales a quienes se les considere más curiosidad histórica que seres humanos libres.

También, el multiculturalismo corre el riesgo de ser interpretado como una actitud de tolerancia extrema a lo que sea siempre que se trata de una manifestación cultural, lo que lleva a un relativismo cultural sin sentido —todo sería igualmente valioso y respetable, no importa qué.

Características duales del multiculturalismo

El significado del concepto tiene un problema de interpretación y que no es pequeño.

Dos significados, de varios posibles, muestran esa dificultad y apuntan los efectos que el multiculturalismo puede tener, buenos y malos.

1. Convivencia pacífica

📌 Un significado de coexistencia pacífica de personas de distinta cultura nacional dentro de una misma comunidad y territorio.

Esta es una definición descriptiva de multiculturalismo. Lo describe un estado de relaciones respetuosas entre personas con diferentes culturas étnicas, lingüísticas, religiosas, nacionales y demás.

Podrán existir conflictos entre los grupos culturales diferentes, pero en esta descripción se tiene una convivencia tranquila y calmada.

Entre las características del multiculturalismo, por tanto, esta descripción constituye una exaltación propia. La cultura occidental fue donde donde se originó el concepto de multiculturalidad en sus diversos significados y no en ninguna otra.

Al promover ese concepto necesariamente se ve a sí misma como superior a otras en las que la multiculturalidad no nació o no es practicada.

2. Igualdad cultural

📌 Un significado de reclamo exigido a la cultura occidental (europea, judeo-cristiana, occidental) de aceptación de un valor igual al propio en relación a todo el resto de las culturas, a las que no hace el mismo reclamo.

Esta es una definición prescriptiva que llega a denigrar la cultura propia, en la que ha nacido la idea misma de multiculturalismo.

Este efecto del multiculturalismo es lo que ha ocasionado una situación paradójica, pues la cultura que se exalta y valora positivamente a sí misma por crear y promover la idea de la multiculturalidad, utiliza a esa ida para degradarse y humillarse.

Es una degradación propia. La cultura occidental se percibe a sí misma como, en el mejor de los casos, igual a cualquiera otra. Y llega con facilidad a odiarse a sí misma sintiéndose culpable de hegemonía y superioridad.

Un ejemplo de esta autodegradación es: «El preámbulo de la Constitución europea no cita expresamente a Dios ni al cristianismo», una omisión notable dada la historia real de esa parte del mundo.

«Las iglesias cristianas se vacían de sus símbolos religiosos para que los refugiados de religión islámica no se sientan incómodos. Esta es la iniciativa que se ha puesto en marcha en Alemania y que han acogido con entusiasmo algunas de las iglesias evangélicas del país». gaceta.es

Ese y otros casos indican esa degradación propia. La de una exigencia a la cultura occidental que con esto se ve como superior, al mismo tiempo que no se exige lo mismo al resto, las que debían ser inferiores por eso.

Efectos del multiculturalismo

El contraste de las características duales del multiculturalismo presenta esa paradoja.

La de contener la admirable descripción de una sociedad de convivencia pacífica entre personas de diferentes culturas y al mismo tiempo, la noción de que la cultura que ha creado esa admirable descripción es igual a las culturas que no la comparten.

Vieja idea, nueva palabra

Los efectos netos que busca el multiculturalismo son reconocer, respetar y hacer convivir a culturas diversas, religiones, razas, creencias, costumbres, idiosincracias y formas de ser.

La idea no es nueva. Tiene siglos y está basada en una idea cristiana, la de la igualdad esencial de los humanos. Si todos somos hijos de Dios, eso significa por fuerza que todos somos iguales en nuestra naturaleza.

Esa es la esencia moral que hace posible al multiculturalismo. Es una idea que nace del mandato religioso de tratarnos bien unos y otros. Entre las características del multiculturalismo esta es la mayor y puede resumirse en la regla de oro.

Peligro de exageración

Cuando la descripción de la sociedad de convivencia pacífica se estira hasta querer significar igualdad cultural, entonces comienzan los efectos negativos del multiculturalismo.

Si tratar al menos con respeto a otros es un mandato universal, eso no implica que necesariamente todo tenga que ser visto como igualmente valioso y digno de respeto. Un poco de exageración sirve para explicar esto.

Supóngase que en una cultura determinada la costumbre es relegar a las mujeres de la política y del mando de la familia, o pasarlas por una circuncisión femenina.

Por más respeto cultural que se tenga, no puede sino reconocerse que esa cultura es inferior. Y si la cocina de una cierta cultura implica que espantosos olores del vecino entren a mi departamento, tampoco hay razón para respetar ese hábito.

Culturas desiguales

En pocas palabras, no todas las culturas son iguales y sí, algunas son superiores a otras.

No puede ser mejor una cultura de castas sociales inamovibles que una de libertades iguales para todos. Las características duales del multiculturalismo cometen ese error.

Cuando se afirma que todas las culturas son iguales eso es creer que todo vale lo mismo, y que el multiculturalismo no es superior a la idea opuesta a él que tienen otras culturas. Esto es el relativismo cultural con todos los errores que eso acarrea.

Presuponer que todas las culturas son iguales, produce efectos llamativos del multiculturalismo. Uno de ellos es el esbozado antes: la autodenigración de la cultura que produjo la idea del multiculturalismo.

En su esfuerzo por decir que todas las culturas son iguales, la que produjo las ideas de pluralismo, diversidad, libertad, democracia u multiculturalidad, se ve obligada a aceptar que ellas no son superiores a las ideas opuestas que sostienen otras culturas.

Esto llega a producir una reacción en algunos, los que terminan concluyendo que la cultura occidental es la peor de todas.

Omisión de la idea de la persona

Entre las características del multiculturalismo está el olvido de la persona. Por su punto de vista, siempre con el foco de grupos culturales, relega al individuo.

Lo que hace es colocar a las personas en grupos culturales, religiosos, de raza, de lo que sea. Y suponer que todos son iguales dentro de cada grupo.

Ignora lo más esencial, que una persona es un ser individual y que su pertenencia a una cultura no lo predetermina. Es el mismo error del marxismo y sus clases sociales.

Puede cualquiera ver con agrado la enorme variedad y riqueza que tenemos los seres humanos, pero esa riqueza viene de lo individual no del grupo en el que ha sido clasificado. Cada ser humano puede pertenecer a muchos de esos grupos al mismo tiempo.

Mientras el multiculturalismo signifique el respeto mutuo entre las personas y que debe tenerse con independencia del grupo al que pertenecen, no hay problema. Pero cuando la idea se exagera para hacerlo una justificación de lo que sea mientras tenga una connotación cultural, entonces entramos en problemas y muy serios.

Dentro del multiculturalismo

El multiculturalismo contiene un elemento poco reconocido. Una condición y un requisito sin el que no es posible.

📌 Supone que las personas de todas las culturas en convivencia coinciden en un valor común, el de la convivencia. Las personas en esa sociedad plural deben aceptar la norma de convivir con respeto mutuo.

Sin ese valor común, compartido por todos, no podrá realmente existir multiculturalismo. Si uno o más de los grupos culturales se niegan a aceptar al marco de leyes, si no están dispuestos a aceptar el principio de convivencia, no serán ellos capaces de formar parte del multiculturalismo.

El multiculturalismo necesita que las personas de diferentes culturas que conviven acepten una idea general de convivencia respetuosa entre ellas.

Algo que solamente puede lograrse aceptando el respeto a las leyes del país, y las libertades y responsabilidades que allí existan.

Un asunto de reciprocidad

Es decir, la diversidad cultural tendrá que al menos aceptar un valor común a todas las culturas que convivan en una comunidad, el del respeto mutuo, la libertad y la obediencia de la ley.

Para todas las personas que vivan dentro de una comunidad plural, por tanto, será un asunto vital el aceptar la regla de convivencia mutua. Esa es la reciprocidad mutua que debe existir entre todos. Quienes posean una cultura que no acepta esa reciprocidad obligatoria provocarán problemas.

Un concepto occidental

El multiculturalismo es una idea cultural que nace en una cultura, la Occidental. No es original de otras culturas. Es decir, no viene de una petición del inmigrante en el país al que se ha trasladado, sino que es creado por al país que recibe a ese extranjero.

En su origen, es una derivación natural de la cultura Occidental, la que promueve respeto a la persona y, sobre todo, sus libertades. Es un llamado al respeto de la libertad del inmigrante con una cultura diferente a la existente en el país que lo recibe.

Es una derivación lógica de la cultura Occidental muy basada en la tolerancia que se necesita tener donde sea que existan libertades. Las libertades religiosas y de expresión, por ejemplo, requieren tolerancia de las creencias diferentes entre, por ejemplo, católicos y protestantes.

Esa misma tolerancia resulta natural cuando se extiende a otras religiones, como por ejemplo, al emigrado islámico. A este se le extiende la misma tolerancia que se le otorga a, por ejemplo, los ateos. Es una petición lógica de aceptación social mutua de tolerancia.

Bidireccionalidad o reciprocidad

Esa aceptación social de tolerancia mutua presupone que se da en dos direcciones. Las personas del país al que llega el inmigrante le otorgan esa aceptación social presuponiendo que el inmigrante hace lo mismo con las personas del país al que llega. Este inmigrante les otorga también esa aceptación social tolerante.

Esto es vital. No puede tenerse real tolerancia cuando se practica en una sola dirección. Si la gente del país al que llega el inmigrante le da un tratamiento de aceptación tolerante, el inmigrante tiene la obligación de hacer recíproca la misma aceptación. Sin esa bidireccionalidad el multiculturalismo no puede realmente existir.

Posibilidad de distorsión

El multiculturalismo sin bidireccionalidad es una distorsión de la idea lógica y natural de la libertad Occidental y se convierte en algo distinto a tolerancia y respeto a las libertades.

Se transforma en una forma de pensamiento sustentada en el relativismo cultural: no hay diferencias entre culturas, son todas ellas iguales en valor y calidad.

Aunque claramente esto puede ser demostrado como falso, ese es el punto de partida del MC en su versión distorsionada, por lo que no sorprende que en su implantación se cometan errores.

Si no hay diferencias entre las culturas y todas ellas son igualmente buenas, entonces se solicita que ninguna de ellas sea juzgada. Cualquier opinión acerca de cualquier cultura se considera indebida y potencialmente culpable de racismo y discriminación.

El multiculturalismo puede convertirse en una obligación moral de ausencia de juicios y opiniones culturales.

Autodenigración occidental

Si pierde su bidireccionalidad se convierte en una obligación de ausencia de juicios u opiniones culturales. Se transforma en una crítica a la cultura del país que recibe al inmigrante.

Cualquier crítica que se le haga será una debilidad propia, pero la crítica del inmigrante a la cultura que lo recibe es una muestra de diversidad cultural positiva.

Esto es paradójico. Si el inmigrante decide ir a un cierto país es porque lo considera superior al suyo y una vez que llega allí se encuentra con algo extraño. La gente de ese país tiene la obligación de creer que la cultura del inmigrante es superior.

En su estado actual, el multiculturalismo llega a imponer la obligación de pensar que la cultura propia del país es inferior a la cultura del inmigrante. Una contradicción significativa al recordar que todo comenzó con creer que todas las culturas valen lo mismo.

Ideal estático

El multiculturalismo ha derivado también en una obsesión para mantener estáticas otras culturas, anulando la posibilidad de desarrollo y progreso.

Las peticiones de conservar lenguas minoritarias, dando educación en esa lengua a los niños, reduce sus posibilidades de integración al resto de la sociedad (una desventaja de origen).

Concluyendo

El multiculturalismo es un concepto con una doble dimensión: descriptiva y normativa. Descriptivamente, se refiere a la coexistencia de múltiples culturas dentro de un mismo territorio, con contactos abundantes entre ellas (a diferencia de sociedades uniformes sin interacción).

Normativamente, el multiculturalismo es el ideal de convivencia pacífica y respetuosa entre estos diversos grupos culturales, valorando la riqueza que aporta la diversidad. Su importancia radica en reconocer y mitigar los riesgos de conflicto inherentes a la heterogeneidad cultural.

El multiculturalismo aborda la gestión de estas culturas diversas con dos enfoques principales: la conservación cultural, que busca preservar las identidades culturales como fuente de riqueza social, y la asimilación cultural, que fomenta la integración de diversas culturas en una más unificada.

La filosofía subyacente favorece la pluralidad y la diversidad, reconociendo la libertad humana como su raíz. Sin embargo, se advierte sobre los peligros de un relativismo cultural extremo, donde todo rasgo cultural se considera igualmente valioso, y la posible separación forzada de grupos.

Un aspecto crucial y a menudo problemático del multiculturalismo es su dualidad de interpretación. Por un lado, promueve una convivencia pacífica y respetuosa entre culturas.

Por otro, puede llevar a una exigencia de igualdad cultural que resulta en la autodegradación de la cultura occidental, que es donde se originó el concepto.

Esta paradoja surge cuando la cultura que fomenta la tolerancia y la diversidad es, a su vez, presionada a considerarse no superior a otras, incluso si estas últimas no comparten los mismos valores de respeto y libertad.

El multiculturalismo, en su esencia, se basa en la igualdad fundamental de los seres humanos, una idea con raíces cristianas. Sin embargo, cuando se lleva al extremo de considerar todas las culturas como intrínsecamente iguales, puede caer en un relativismo cultural peligroso.

Esto ignora que algunas prácticas culturales pueden ser objetivamente menos deseables (como la mutilación genital femenina) y puede desviar el foco del individuo al grupo, negando la singularidad personal.

📌 Finalmente, el multiculturalismo requiere una reciprocidad fundamental: para que la convivencia sea posible, todas las culturas deben aceptar un valor común de respeto mutuo, libertad y obediencia a la ley.

Cuando esta bidireccionalidad se pierde, el concepto puede distorsionarse, llevando a una autocrítica desproporcionada de la cultura receptora y a la imposición de una ausencia de juicios que, paradójicamente, juzga la cultura propia como inferior. Esta distorsión puede incluso llevar a una visión estática de las culturas, impidiendo su desarrollo y adaptación.


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