Esta columna propone la existencia de una mentalidad política simple y superficial. Es la que tiene quien percibe de manera muy elemental y primitiva a lo político. Se manifiesta en un entendimiento de la sociedad como un escenario de lucha y conflicto. La personalidad política simple.

Introducción

Se propone la existencia de un tipo de personalidad política simple. Es la que tiene que entiende a la política de manera ingenua y fácil, como un fenómeno de conflicto de intereses entre dos entidades

Esta personalidad complica a la política debido a su estructura estrecha y cándida, ya que no admite puntos medios ni análisis complejos.

La mentalidad política simple

Este tipo de personalidad afecta a todos los signos políticos, sea derecha e izquierda, socialistas y liberales, progresistas y conservadores.

Esta personalidad afecta a ciudadanos comunes y gobernantes por igual. Aunque claramente los efectos de una mentalidad política simple en un gobernante son de mucha mayor consecuencia que los de un ciudadano sin ese poder.

Visión simplificada

Consiste en una visión estrecha y un tanto necia de la política, a la que reduce a la existencia de puntos extremos en conflicto, entre los que fuerza a una elección sin gamas intermedias.

Su característica central es la comprensión de un mundo absolutamente dividido en dos opciones extremas mutuamente excluyentes sin posibilidad de gamas grises intermedias, A o B. Causa por la cual esta personalidad entiende la realidad viendo extremos solamente, entre los que no hay posibilidad de conciliación.

La mentalidad política simple, definición

Ella puede ser comprendida partiendo de la idea de un trastorno de personalidad.

«Un trastorno de personalidad es un tipo de trastorno mental en el cual tienes un patrón de pensamiento, desempeño y comportamiento marcado y poco saludable. Una persona con trastorno de personalidad tiene problemas para percibir y relacionarse con las situaciones y las personas». mayoclinic.org

📌 Esto permite entender a esta mentalidad como un trastorno producido por un patrón de pensamiento que entiende a la política como un escenario simple de lucha y conflicto entre dos entidades. Y que defiende esa estructura dual de conflicto de manera obstinada sin recurrir a argumentaciones ni evidencias.

Las características de la mentalidad política simple

1. Simpleza dual extrema

La política es entendida en un marco mental sencillo que se sustenta en la existencia de dos alternativas a seleccionar y entre las que existe rivalidad y lucha. Nada más existe en la política que esa dualidad en pugna, una disyuntiva falsa.

2. Suspicacia y recelo

Otra característica de la mentalidad política simple es su actitud de desconfianza generalizada ante quienes no compartan su modo de entender la realidad política.

Ella sospecha de todos, especialmente de los motivos que les mueven a pensar de manera distinta.

Suponen que el resto tienen intenciones de engaño y, con frecuencia, acuden a justificar complots y conspiraciones. Por ejemplo, esta afirmación: «… la gran conspiración de la derecha ke [sic] se sufre y de la que ustedes son parte kiere [sic] mantener la egemonia [sic] de los grandes intereses del capitalismo…»

3. Agresividad y belicosidad

También, esta personalidad recurre a conductas que usan ataques a quienes perciben como opositores y no comparten sus creencias. recurren a ataques ad-hominem, caracterizaciones extremas y similares.

Su lenguaje suele ser vulgar y soez con actitudes hirientes y agresivas ante todo lo que les contradice. Por ejemplo, ante una opinión política, alguien reaccionó diciendo: «esa es una agresión imperialista proveniente de un hijo de puta vendido a los intereses capitalistas».

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«Day 3 Occupy Wall Street 2011 Shankbone 5» by david_shankbone is licensed under CC BY 2.0

4. Alta sensibilidad y susceptibilidad

Otra característica de la mentalidad política simple es su extrema delicadeza. Cualquier cosa que no coincida con sus creencias, por pequeña y sutil que sea, produce una reacción desproporcional en sentido opuesto.

Ese marco mental exige acuerdos absolutos con sus creencias de un medio ambiente político de lucha irremediable entre alternativas opuestas. De lo contrario, crea una reacción agresiva en contra del atrevido que ha osado no estar de acuerdo.

Por ejemplo, esta reacción ante la idea de que exista educación religiosa optativa en las escuelas públicas: «la propuesta es una idiotez que desea regresar a las épocas malévolas del confesionalismo oscurantista de los retrógradas religiosos de antes».

5. Rencor y odio

En el mundo de la mentalidad política simple hay amigos y enemigos nada más, cada uno ocupando un lugar en los extremos que la conforman. Si no se es amigo absoluto, se es enemigo total, sin posibilidad intermedia.

La visión dicotómica entre dos alternativas en pugna trasmina hasta llegar a la comprensión de una sociedad dividida con una estructura dual formada por un grupo de villanos y otro de víctimas.

6. Imposibilidad de diálogo y argumentación

La característica de extremismo terco de esta personalidad hace difícil si no imposible la posibilidad de acuerdos y negociaciones. El mundo creado por la dicotomía violenta entre alternativas en pugna no admite nada que no sea la victoria de una de esas alternativas.

Esta característica conduce a la consecuencia natural: el uso de poder y violencia para la imposición de sus creencias.

7. Imposibilidad de corrección

La simplificación obstinada de las creencias de la mentalidad política simple dificulta, si no es que anula, la implantación de medidas que corrijan errores de ejecución de políticas y decisiones gubernamentales.

Una vez en el poder, gobernantes de mentalidad política simple, implantarán políticas que no corregirán ni ajustarán, incluso a pesar de tener fallas y producir daño en la población. En el mundo virtual que crea su ideología, el fracaso es imposible.

Ejemplos de la transformación

Una buena forma de entender a esta personalidad es su capacidad para transformar propuestas contrarias a sus ideas en conceptos y frases simples de conflicto y lucha bipolar.

Si, por ejemplo, alguien propone una reducción de impuestos a las empresas, ello podrá transformarse en «un ataque fiscal en contra de los intereses de los más necesitados».

La propuesta de privatizar a una petrolera estatal se transforma quizá en: «se venderá el país a las trasnacionales imperialistas».

Una reforma laboral para lograr mayor flexibilidad puede convertirse en «despojo de conquistas laborales por parte de la burguesía imperialista».

La petición de disciplina en asuntos de finanzas públicas será tam vez transformado en: «La cruel continuidad de intereses neoliberales en detrimento de intereses mayoritarios».

Una petición de respeto a la propiedad privada puede ser llevada hasta: «abandono del bien común en aras de la tiranía extranjera».

[Una columna de Godofredo Rivera de hace tiempo se conecta con esta idea, ilustrando esta personalidad que él asoció con el PRD en México. Lo hace por medio de frases que hacen una propuesta y cómo ella sería verbalizada por ese partido. Ya no disponible]

Conclusión

Ha sido propuesto un concepto, el del trastorno de la mentalidad política simple. Su característica central es la transformación de la política en un asunto de ingenuo de lucha entre alternativas mutuamente exclusivas que todo lo explican.


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