¿Qué es una sociedad libre y qué características tiene? Una en la que se ha desarrollado una tradición que va más allá de solo tener las libertades estándares. Una mentalidad que tiene rasgos especiales.
Tabla de contenidos
- En breve: preguntas y respuestas
- Introducción
- Punto de partida
- Las características de una sociedad realmente libre
- La sociedad libre según Minogue
- Insistir en la idea de un país libre: sus signos
- Libertad de expresión
- División del poder político
- Funcionamiento democrático
- Libertad económica
- Libertades civiles
- Conclusión
En breve: preguntas y respuestas
Una sociedad libre se define por el carácter moral de sus ciudadanos y su respuesta ante las crisis. Se caracteriza por el valor (un punto medio entre cobardía y temeridad), la racionalidad para enfrentar desafíos, el profundo respeto a la verdad (evitando la manipulación y suprimiendo la supresión de la misma), la tolerancia hacia las libertades ajenas bajo la ley, y la habilidad para deliberar y resolver problemas. Todo esto se refleja en la proliferación de instituciones independientes creadas por los ciudadanos, no por el gobierno.
La libertad se evidencia en diversos pilares. Con la libertad de expresión, se ven medios independientes y críticas políticas acostumbradas. En la división del poder político, existe una separación formal con pesos y contrapesos. En el funcionamiento democrático, hay elecciones claras y aceptadas con reglas respetadas. La libertad económica se manifiesta en competencia, bajos impuestos y poca regulación. Finalmente, las libertades civiles garantizan derechos de asociación, manifestación y libertades religiosa y educativa, todas esenciales para la naturaleza humana.
El valor de una sociedad libre es su capacidad para generar mayor bienestar, progreso y desarrollo en comparación con regímenes sin libertades, lo que se observa al contrastar diferentes países. Se defiende no solo por sus instituciones, sino porque sus condiciones son congruentes con la naturaleza humana, que busca la libertad. Aunque no son utopías perfectas, las sociedades libres representan la mejor situación posible, lo que las convierte en un faro de desarrollo y realización humana.
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Introducción
La definición de una sociedad libre y las características que la forman son complejas y están relacionadas entre sí. Comprender esto evita el error de demasiada abstracción.
Cuando alguien dice «luchar por la Libertad», eso es abstracto y contiene dosis sospechosa de propaganda. Se necesita más que esa vaguedad, como en este caso, examinar rasgos de lo que se considere una sociedad libre.
No a la libertad personal que puede encontrarse incluso dentro de regímenes totalitarios, sino al tipo de sociedad que tiene una estructura que se acomoda a la defensa de la libertad.
Más a fondo aún, a la mentalidad de la gente que crea esa sociedad.
📕 La idea fue encontrada en la obra de Minogue, K. (2001). The Liberal Mind. Liberty Fund, pp. 145-155.
📍 La tesis de la sociedad libre y sus características lleva a temas como la defensa equivocada de la libertad, las dificultades de debates e incluso la defensa del sentimiento de culpa. También a las ideas del problema de la educación a medias, el dilema de la educación dogmática y la educación para triunfar en la vida.
Punto de partida
Estudiar a la libertad podría ser igual a la enumeración de realidades sociales y políticas. O bien al razonamiento sobre su naturaleza para la elección de elementos que permitan entenderla.
Examinar a la libertad es una tarea compleja porque quien lo hace, suele tener un sesgo a su favor. Tiene interés en promoverla. Las situaciones históricas muestran cómo fue alcanzada, pero no lo que es.
De aquí surge la propuesta de Minogue: examinar la «Oración Fúnebre» de Pericles, donde existe la «primera formulación» de una sociedad libre.
Las características de una sociedad realmente libre
Hacer eso es igual a ver lo que hacía a Atenas distinta y grande. Características no tanto políticas, sino morales y relacionadas unas con otras.
1. Valor o reacción ante crisis
La primera de las características de una sociedad libre es el valor. Pero uno entendido como el punto medio ente cobardía y temeridad. No es el valor que se tiene frente a un enemigo, sino la manera en la que se actúa frente a una crisis o emergencia nacional.
En esas ocasiones, puede reaccionarse de tres maneras distintas.
- La reacción tribal. Cuando la gente actúa como un organismo y único, bajo el mando de un líder. El autor habla de, por ejemplo, la reacción popular en Japón y Alemania durante la Segunda Guerra Mundial.
- Un rompimiento social. La desintegración de instituciones y personas que solo persiguen la supervivencia, y donde todos desconfían de todos, al estilo de Francia en 1940.
- La otra reacción. En una sociedad libre se reacciona de otra manera, difícil de describir. En ella la emergencia nacional produce unión social pero también hay continuidad en la individualidad. No se cae ni en la incredulidad ni en el fanatismo. Un «inusual consenso de opinión sobre las prioridades», escribe Minogue, sin que se cree una «devoción ciega» de los objetivos.
📌 Esto se percibe: la sociedad libre no sufre cambios fuertes debido a la emergencia nacional, ni en su estructura ni en sus costumbres. Es una sociedad muy flexible, como Gran Bretaña entre 1939 y 1945.
2. Racionalidad
Eso lleva a otra forma de entender al valor o la valentía, como una forma de conocimiento.
📌 En otras palabras, racionalidad, la que aleja de las otras reacciones posibles en una emergencia nacional: no se cae ni en las pasiones ciegas ni en el deseo fanático de seguridad. Es la diferencia entre pasión y razón.
Una combinación de valor y tolerancia, que se percibe en la sociedad que vive la emergencia, a la que enfrenta pensando, razonando, con capacidad de tomar decisiones. Es cooperación libre.
3. La verdad
Hay un elemento que es vital para la cooperación libre, dice Minogue, el respeto a la verdad.
La emergencia nacional, la prisa con la que quiera atenderse, podrá distorsionar a la verdad. Si el objetivo es hacer algo antes que entender, la realidad será ignorada.
Es lo que sucede en los regímenes totalitarios, que sobreviven alimentados por crisis nacionales y cimentados en creencias irreales que no pueden ser cuestionadas.
La verdad y el respeto que se le tenga no es tan simple como una acción voluntaria. Sí es una actitud general y es parte de una larga tradición de hacerlo.
Una situación en la que existen personas e instituciones que no sucumben a los esfuerzos que puedan hacerse para suprimir la verdad.
Esto describe muy bien a la sociedad libre. La universidades y su independencia caracterizada por la búsqueda de la verdad, más otras instituciones autónomas, libres de influencia gubernamental, son vitales.
Es una especie de actitud valorada, que es enemiga de dogmas mantenidos y manifestada en un amplio número de organismos independientes.
La situación opuesta niega a la sociedad libre. Donde existe influencia estatal en las instituciones, universidades, religiones, asociaciones, no hay ese rasgo de respeto a la verdad.
4. Tolerancia
Asociada con el respeto de la verdad, manifestada en independencia institucional privada, está otra característica moral de la sociedad libre, la tolerancia.
Se trata de otro producto de la tradición y no una acción voluntaria.
Es ser respetuoso de otros, respetando libertades, pero comprendiendo que se vive bajo la ley. Es lo opuesto al enfrentamiento nacional de opiniones fanáticas que no dejan a la autoridad otra opción que suprimirlas o ser destruido.
La difícil distinción entre lo público y lo privado, sin embargo, otorga un espacio a la privacidad individual, donde los gobiernos tienen poca posibilidad de entrar.
5. Habilidad para deliberar
Son estas cosas que describen el carácter de las personas y definen a su sociedad. Son las que muestran la forma de ser de la persona libre, la que decide en situaciones de libertad.
La decisión tomada muestra el carácter de quien lo ha hecho, como cuando abiertamente se asume una posición clara frente a otros.
Estas deliberaciones que llevan a decisiones que ilustran el carácter personal, pueden clasificarse en cuatro categorías, dice Minogue:
- La deliberación que hacen los filósofos, analizado un problema moral.
- La que hacen las personas comunes y que resuelven problemas morales de manera intuitiva, quizá impulsiva, sin seguir un proceso de análisis disciplinado.
- La deliberación inmediata, en la que el problema y su solución son simultáneos, antes de siquiera saber del problema.
- La deliberación inexistente, un caso especial, en el que se rehuye el problema debido al disgusto que acarrearía su deliberación. Ya no se razona, sino que se acepta, por ejemplo, una solución tribal.
En una sociedad libre, con gran variedad de instituciones autónomas, las personas enfrentan decisiones continuas sobre lo que deben hacer. Así desarrollan habilidad para deliberar y resolver los problemas que enfrentan.
A partir de la infancia
Desde la niñez, en la enseñanza y en la vida diaria, se aprende esa habilidad.
La enseñanza ortodoxa no evita la exposición a otras ideas, logrando una educación neta que no «sucumbe a la histeria» con facilidad y, por eso, tampoco a una ortodoxia inflexible.
Una sociedad de este tipo confunde a la persona que no tiene costumbre de deliberar y que prefiere un sistema que le facilite el colocar a cada persona en una posición única e invariable.
Algo que no puede hacerse en una sociedad que no admite juicios sustentados en variedad de posiciones y funciones.
En una sociedad libre, las personas tienen menos una posición especializada que una versátil. Tienen movilidad y no una posición social fija. La palabra que los describe es ‘independientes’, lo que les hace posible organizarse por sí mismos y recelar de quienes sean que quieran dominarlos.
Otra faceta del carácter moral del independiente, su disgusto frente a la sumisión a otros, pero también ante la sumisión de otros. Ni dominar ni ser dominado. Una posición que regresa a la idea de la tradición que respeta a la verdad.
Es el interés en saber más, en conocer cómo es la realidad y no la intención de hacer que las cosas se acomoden a una idea preconcebida. Es el respeto a la verdad que puede chocar con las ideas propias acerca del mundo e influye en la manera en la que se trata a otros
6. Variedad de instituciones numerosas
En una sociedad libre se tendrá la «proliferación de instituciones y asociaciones creadas por grupos de gente», sea para fines concretos o permanentes.
Una manera de manifestar interés en asuntos públicos y asuntos de derechos. Algo que se aprende y con lo se experimenta. En una sociedad no libre, es el gobierno quien asume las iniciativas de esas organizaciones.

La sociedad libre según Minogue
📌 Examinar la idea de una sociedad libre permite distinguir entre el combate que busca la libertad y otra cosa muy distinta, crear las condiciones que sirvan para hacer que la defensa de la libertad sea una costumbre establecida. Una tradición de la sociedad misma.
Sucede que tener deseos de libertad tiene muchos significados. Puede significar la búsqueda de autonomía e independencia personal, pero también «la fantasía» de la liberación de todo límite a la conducta.
O incluso, la libertad nacional, por la que al final suele imponerse el elemento nacionalista sobre el de la libertad.
Hablar de una sociedad libre usualmente significa afirmar que en ella existe libertad de expresión, elecciones políticas, presunción de inocencia en juicios y otras instituciones.
Es cierto, pero no es todo, queda por resolver qué es lo que hace posible a esas manifestaciones de una sociedad libre.
Una sociedad libre no solamente puede ser la enumeración de esas instituciones, también debe incorporarse «el tipo de conducta que está lo suficientemente extendido entre todas las clases de la población (pero especialmente las clases políticas) como para permitir y mantener instituciones libres».
Insistir en la idea de un país libre: sus signos
Las características de un país libre versus sus opuestos son indicadores generales de dos realidades:
🩸 El bienestar, el progreso y el desarrollo son mayores en los países libres que en los que no lo son. Basta contrastar las realidades de países como Dinamarca con las de Eritrea para tener imaginar esa conexión entre libertad y bien común.
🩸 La libertad es parte de la naturaleza humana y, por eso, los países libres tienen condiciones congruentes con esa naturaleza. Por el contrario, los regímenes que anulan a las libertades están en contra de la esencia humana.
No es que los países libres presenten una utopía, al contrario, están lejos de ser situaciones perfectas e ideales. Sin embargo, ellos son la mejor situación que presenta la realidad, especialmente comparada con la de países sin libertades. Es suficiente contrastar la vida en, por ejemplo, Suecia con la de Venezuela o Lesoto.
Libertad de expresión
📌 Esta característica de un país libre se manifiesta en la existencia abundante de medios independientes que presentan opiniones diversas y donde las críticas políticas son acostumbradas. El extremo opuesto es el de pocos medios, todos propiedad directa o indirecta de la autoridad en el poder.
En medio de esos dos extremos se presentan situaciones de presiones y acoso a los medios, crítica oficial continua a las opiniones opuestas a sus políticas, autocensura de periodistas, expropiación aislada de medios y cancelación de algunas concesiones.
El World Press Freedom Index coloca en los primeros lugares a Noruega, Dinamarca, Suecia, Estonia y Finlandia, claramente países libres en este sentido. Los cinco países exactamente en el lado opuesto con Corea del Norte, Eritrea, Irán, Turkmenistán y Myanmar. En la parte media de la tabla se encuentran Lesoto, Georgia, Mongolia, Bulgaria y Guinea Bissau.
La posición de algunos países selectos entre casi 180 son: España (32), México (127), Venezuela (159), Argentina (29), Nicaragua (160), Perú (77), Colombia (145), Ecuador (68) y Cuba (173).
División del poder político
📌 En un país libre la autoridad política se encuentra formalmente dividida, existen pesos y contrapesos políticos y existen organismos independientes que balancean el poder gubernamental. El lado contrario presenta circunstancias de alta concentración de poder en unos pocos gobernantes sin que exista real independencia judicial ni legislativa.
Entre esas dos posiciones extremas, se tienen situaciones de partidismo judicial, servilismo legislativo, problemas severos de criminalidad, mala gobernanza.
En el Rule of Law index, los primeros cinco lugares son: Dinamarca. Noruega, Finlandia, Suecia y Alemania. Los últimos cinco son: Venezuela, Cambodia, República Democrática del Congo, Egipto y Camerún. En la zona media están: Brasil, Guayana, India, Tailandia y Serbia.
Las posiciones de algunos países seleccionados son estas: Argentina (56), México (113), España (21), Colombia (86), Ecuador (92), Nicaragua (131), Venezuela (139), Perú (87).

Funcionamiento democrático
📌 En este campo, las características de un país libre muestran escasos problemas electorales, con resultados rápidamente aceptados por los opositores y reglas claras y respetadas por los candidatos en campaña. En el otro extremo está la ausencia de elecciones y cambios de gobierno, quizá con elecciones de partido único.
Colocados en medio de esas dos situaciones están los casos de fraudes electorales frecuentes con irregularidades significativas, no aceptación de derrotas electorales, presión y acoso a fuerzas opositoras y escaso pluralismo político.
En la medición de calidad democrática se colocan en los primeros cinco lugares a Dinamarca, Noruega, Finlandia, Suecia y Alemania. Los últimos cinco lugares son los de Eritrea, Corea del Norte, Yemen. Arabia Saudita y China. Justo en la parte media de la tabla están República Dominicana, Paraguay, Montenegro, México, Myanmar y Ucrania.
La posición de países selectos entre los 176 analizados son: España (11), Venezuela (159), Colombia (84), Ecuador (74), Perú (50), Cuba (154), Nicaragua (156), Argentina (44).

Libertad económica
📌 Las características de un país libre en este sentido muestran rasgos como competencia abundante, carencia de monopolios, apertura al libre comercio, escasa regulación económica, impuestos bajos y similares. El caso opuesto es el de países con los medios de producción en manos estatales, con nula existencia de derechos de propiedad, centralismo económico y sin apertura comercial.
En medio de esos dos extremos se encuentran casos de intervencionismo económico abundante, altos impuestos, amplia regulación económica, limitaciones comerciales, capitalismo de amigos, fuerte presión de intereses especiales.
Según el Index of Economic Freedom, los primeros cinco lugares perteneces a Singapur, Suiza, Irlanda, Nueva Zelandia y Luxemburgo. Los últimos cinco a Corea del Norte, Venezuela, Cuba, Sudán y Zimbabwe. En la zona media están Ghana, El Salvador, Guyana, Honduras. Tanzania.
Estos son algunos países selectos entre un total de 177: Nicaragua (122), España (41), Ecuador (126), Argentina (144), Colombia (60), México (67), Perú (51).
Libertades civiles
📌 Un país libre presenta características de amplias libertades civiles y políticas, como derechos de asociación y manifestación de ideas, más libertades educativa y religiosa. Del lado opuesto, las personas viven bajo un dominio extremo que impide esas libertades civiles y castiga como traidores a quienes las manifiestan.
En medio de los dos extremos están los casos de libertades civiles formales no respetadas en la práctica, abusos frecuentes de autoridad, problemas con la libertad religiosa y la educativa.
En el Freedom of the World report los primeros cinco lugares son de Noruega, Finlandia, Suecia, Nueva Zelandia y Canadá. Los últimos cinco son de Tibet, Sudán del Sur, Siria, Turkmenistán, Corea del Norte y Eritrea. En la zona media están: Guatemala, Zambia, Niger, Malasia, Costa de Marfil.
Las clasificación de países seleccionados, con 100 indicando máxima libertad, es: Venezuela (14), España (90), México (60), Ecuador (71), Perú (72), Cuba (12), Argentina (84), Colombia (64), Nicaragua (23).

Conclusión
La definición de una sociedad libre va más allá de la abstracción de la «libertad» para enfocarse en los rasgos interconectados que conforman su estructura y la mentalidad de sus ciudadanos.
Kenneth Minogue, inspirándose en la Oración Fúnebre de Pericles, identifica características morales y conductuales clave, más allá de las meras instituciones políticas, que distinguen a una sociedad verdaderamente libre.
En primer lugar, el valor o la reacción ante la crisis es crucial. Una sociedad libre no sucumbe al pánico tribal ni a la desintegración social, sino que reacciona con una unión social que mantiene la individualidad y la continuidad de sus estructuras.
Esto se logra mediante la racionalidad, que permite enfrentar las emergencias con pensamiento y toma de decisiones cooperativas, lejos de pasiones ciegas o fanatismos. Directamente ligada a la racionalidad está el respeto a la verdad.
En una sociedad libre, existen personas e instituciones (como universidades independientes) que no ceden a la supresión de la verdad, una actitud fundamentalmente opuesta a los regímenes totalitarios que se nutren de realidades distorsionadas.
Asociada al respeto por la verdad y la independencia institucional, la tolerancia es otra característica moral esencial. Se manifiesta en el respeto por las libertades ajenas, siempre bajo el marco de la ley, permitiendo un espacio vital para la privacidad individual.
Esta dinámica fomenta la habilidad para deliberar en sus ciudadanos, quienes desde la infancia aprenden a enfrentar y resolver problemas, desarrollando una mentalidad versátil e independiente, reacia tanto a dominar como a ser dominada.
La sociedad libre se caracteriza también por una abundante variedad de instituciones y asociaciones civiles que, a diferencia de los regímenes no libres, son creadas por los ciudadanos para manifestar intereses públicos y defender derechos, reflejando una participación activa en la gobernanza.
En última instancia, el valor de una sociedad libre se ve en su conexión con el bienestar y el progreso, un contraste evidente al comparar países como Dinamarca con Eritrea.
Se manifiesta en la libertad de expresión (medios independientes), la división del poder político (pesos y contrapesos), el funcionamiento democrático (elecciones claras y aceptadas), la libertad económica (competencia, baja regulación) y amplias libertades civiles (asociación, religión, educación).
Estas características, arraigadas en la naturaleza humana, construyen un entorno donde la libertad no es una abstracción, sino una realidad palpable y defendida.
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