La confusión es frecuente. Consiste en creer que la caridad es lo mismo que la justicia. Y eso tiene consecuencias severas, por ejemplo, aumentar la concentración del poder gubernamental, lo que produce retraso. La justicia y la caridad no son lo mismo.

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Introducción

📌 Esta columna propone que existe una equivocación grave cuando se confunde a la justicia con la caridad. Es una confusión que al mismo tiempo es frecuente y permanece oculta a la vista de demasiados.

Más aún, este desconcierto de significados tiene efectos que tienen impactos considerables en asuntos políticos y económicos. Para explicar la idea conviene comenzar con una fábula célebre.

📍La idea se asocia con el individualismo político, el egoísmo y conceptos como interés público y social, segregación y marginación social, equidad social, real responsabilidad social del empresario y desigualdad social.

La hormiga y la cigarra

Es una historia fácil, para niños, que contrasta dos conductas muy distintas.

• La hormiga personifica el trabajo y la previsión. Trabaja todo el año acumulado alimentos y construyendo su casa. Su misión es sobrevivir durante el invierno. Personifica a la persona laboriosa y previsora. No es difícil de entender.
• Del otro lado está la cigarra, dedicada al canto y la diversión. No trabaja, no previene, todo es diversión. Personifica la pereza, el descuido, la imprudencia.

La parte siguiente es predecible. Llega el invierno. La hormiga está preparada y no le afecta. En cambio la cigarra está a punto de morir y como último remedio llama a la casa de la hormiga. Entre las dos se da un diálogo lastimero. La cigarra suplica y ruega siquiera un pedazo mínimo de alimento. La hormiga se niega. «Sigue cantando durante el invierno», le dice al despedirla.

La hormiga y la cigarra

«La hormiga y la cigarra» by apastor85 is licensed under CC BY-NC-SA 2.0

Si la historia continuara en estos tiempos…

Después de ser rechazada, la cigarra acude con una araña enorme, la que gobierna a los insectos en esa parte del bosque y pide hablar con ella. Le dice la cigarra a la araña, «No es justo que la hormiga goce de su riqueza mientras yo no tengo nada».

La araña, que tiene de fuerza lo que no tiene de talento, aprueba la idea y van las dos a casa de la hormiga. Tocan la puerta y por la fuerza entran y obliga a la hormiga que la cigarra se quede a vivir allí. «Es un asunto de caridad con tus semejantes», dice la araña a la hormiga.

Ya en la primavera, la cigarra cuenta la historia a los demás insectos y cómo la araña la ayudó a pasar un gran invierno lleno de comodidades. La historia se difunde y convence a varias otras cigarras y arañas: durante el año se dedicarán a la buena vida, y en el invierno entrarán a vivir en las casas de las hormigas.

Hacen eso mismo todos los años, hasta que empiezan a notar que cada vez hay menos hormigas. Ellas han emigrado a otras partes en las que su trabajo es respetado y ningún vividor abusa de ellas.

Justicia y caridad, la diferencia

La fábula permite distinguir esas dos cosas de manera clara.

• Es de justicia que la hormiga tenga y mantenga el fruto de su trabajo. Lo merece y ha trabajado por decisión propia para poder sobrevivir durante el invierno. También es de justicia que la cigarra sufra las consecuencias de sus acciones, es decir, el no tener alimento durante el invierno.

Ningún problema de justicia existe en el que cada personaje sea responsable de sus actos y acepte las consecuencias de ellos. Al contrario, la hormiga está siendo justa al rechazar la petición de comida de la cigarra. Incluso puede ser que esta última aprenda la lección y trabaje la primavera siguiente.

• La situación podría incorporar a la caridad, si es que la hormiga se compadece de la cigarra y le regala alimentos, o incluso alojamiento. Las hormigas podrían formar un institución de ayuda a otros insectos hambrientos durante el invierno.

Esto es caridad, la ayuda voluntaria y libre dada a otros que están en una situación mala y desesperada. La hormiga es justa al rechazar dar ayuda a la cigarra, pero es caritativa cuando le da ayuda. No es lo mismo justicia que caridad.

Caridad forzada

La historia muestra al final la confusión: la cigarra acude al gobernante y este enreda las cosas. Solo puede actuar en casos de injusticias, por ejemplo, en caso de que la hormiga hubiese robado los bienes de la cigarra. Pero eso no ha sucedido.

La araña, como gobierno, cuando confunde caridad con justicia, entonces piensa que debe actuar y quitarle propiedades a la hormiga para dárselas a la cigarra. Cree que eso es justicia sin reconocer que quitar a otros sus propiedades legítimas es injusto.

El gobierno se ha transformado. Debía ser un impartidor de justicia, pero se convierte en un ejecutor de caridad forzada sustentada en actos injustos.

Los significados de caridad y justicia

A. Caridad

Las definiciones de caridad no presentan gran problema. Por ejemplo:

«Como caridad se conoce la actitud de quien obra desinteresadamente, en favor del prójimo, sin esperar nada a cambio». significados.com

O esta otra:

«La caridad (en griego: αγάπη agapë, ‘amor fraternal’)? (en latín: caritas)? (o amor, en español moderno) es la virtud de amar a tu prójimo incluso sobre sí mismo». es.wikipedia.org

Con lo anterior en mente examino la asociación del significado de la caridad con el de la justicia, como punto central de la columna.

B. Justicia

Su significado apunta a un «Principio moral que lleva a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece». Su idea es la de la equidad en otorgar a cada quien lo que merece y tiene derecho. Connota ideas de rectitud, merecimiento, responsabilidad, libertad, imparcialidad.

Deberes de justicia y caridad

A. Deberes de justicia

Un deber de justicia no cumplido es eso que llamamos, obviamente, una injusticia y significa que una persona concreta le ha hecho un mal específico a otra persona concreta. Hacerle el mal a otra requiere el uso de la noción de derechos.

Cuando una persona va a una lavandería y deja su ropa para ser limpiada, ambas tienen derechos y deberes. El cliente debe pagar por el servicio y la lavandería debe entregar la ropa limpia. Si no cumple alguna de ellas, hace un mal, una injusticia.

No es diferente a la obligación de un profesor de dar la nota que merece cada alumno. Si no lo hace, comete una injusticia: el alumno es dañado. Tiene él el derecho a ser justamente evaluado.

El daño que un ladrón hace a su víctima es una injusticia clara porque daña el derecho de propiedad.

Deberes de caridad

Un deber de caridad no cumplido es eso que designamos con palabras como tacaño, egoísta, avaro, insensible y similares. Estos deberes no tienen sujetos claramente definidos de antemano, como el profesor y el alumno que son personas concretas y específicas.

La caridad es un llamado que obliga, pero que tiene un carácter general en sus sujetos que establece que una persona tiene el compromiso irrenunciable de ayudar a quienes necesiten ayuda, sin definir con precisión quiénes son los que están en esas dos posiciones, ni la clase concreta de ayuda.

Esto es lo que hace imposible que un deber de caridad pueda ser llevado a un tribunal, o que sea convertido en ley.

Sería absurdo que un limosnero demandara a un peatón que pasó de largo sin darle una moneda; o que un damnificado específico de un terremoto demandara a una persona concreta en otra parte por no enviarle alimento enlatado.

Justicia y caridad con significado distinto

Lo anterior establece que una gran diferencia entre deberes de justicia y deberes de caridad está ilustrada en el poder ser o no sujetos de una demanda o denuncia legal.

Los deberes de justicia pueden ser sujetos de reclamación concreta entre personas concretas, pero no los deberes de caridad.

Otra diferencia entre ambos, y que pasa desapercibida, es la base del reclamo de justicia, que es el de un daño concreto producido por una persona en otra, como el haber pagado un trabajo y no haberse realizado. La especificidad es total: dos personas concretas, un daño específico.

La base de los deberes de caridad no es propiamente un daño, sino la necesidad de algunas personas y la capacidad de otras para ayudarlas a satisfacer esa necesidad.

No es una base de daño concreto, sino de necesidad general. Esta necesidad podría ser la de atención médica, o la de pago de educación, o la que usted quiera.

Es muy diferente la base de reclamo por daño concreto en una situación específica con sujetos perfectamente identificados, a la base de reclamo por necesidad genérica en una situación imprecisa con sujetos indeterminados.

La justicia no es caridad: consecuencias

Hasta aquí la diferencia es clara y razonable entre el significado de la justicia y el de la caridad.

Por ejemplo, un alumno puede pedir una revisión de examen si piensa que su calificación no ha sido justa, pero no puede reclamar una mejor calificación argumentando necesidad de caridad para pasar la materia.

Cuando son ignoradas las diferencias entre deberes de justicia y de caridad se tienen consecuencias que no son menores.

Agencias caritativas gubernamentales

Una de ellas es la implantación de regímenes que crean gobiernos convertidos en agencias caritativas que se adjudican la responsabilidad de obligar por la fuerza a algunos a satisfacer las necesidades de otros.

Esto es un efecto de la expresión ‘justicia social’, que convierte a los deberes de caridad en deberes de justicia que son implantados por ley y realizados por la fuerza gubernamental.

La igualdad reclamada frente a la justicia que solicita un trato igual para todos, con las mismas reglas, se transforma en una igualdad frente a un reclamo de necesidad.

Será irracional ir a la lavandería y exigir que sin costo limpien mi ropa porque tengo necesidad de ropa limpia.

Ya que los sujetos de los deberes de caridad no pueden ser identificados concretamente, se convierten en grupos genéricos entre los que los gobiernos redistribuye recursos según el criterio que mejor le plazca.

Con la desventaja de que para hacer esto, tendrá que ignorar los reclamos de deberes de justicia e igualdad ante la ley.

Es que cuando usted entiende como injusticia a la situación desafortunada de alguien, abre la puerta al aparato justiciero estatal con toda la fuerza que tiene para hacer lo único que puede hacer: quitar a unos para dar a otros, así sea injusto expropiar a los primeros.

No solo tiene el problema de crear pobres profesionales dependientes de los obsequios gubernamentales, también conduce con riesgo a las finanzas públicas que nunca tienen lo suficiente como para mantener de la cuna a la tumba a números crecientes de personas.

Y todo nace de una terrible confusión, el creer que el significado de justicia y el de la caridad son iguales.

Conclusión

Cuando se hacen sinónimos a la justicia social y a la caridad, se desplaza a las personas, las que pasan a ser dominadas por el colectivismo impersonal del gobierno.

En resumen, pueden verse los puntos siguientes:

  • La caridad tiene efectos positivos, posibles de ver en la persona a la que se ayuda.
  • Lo anterior puede generar una idea atractiva, la de pensar que si todos hicieran actos caritativos, este sería un mundo mejor.
  • Para obligar a todos a hacer actos de caridad, especialmente a los más pobres, la única posibilidad es convertir a esos actos en leyes y regulaciones obligatorias, es decir, implantadas con la fuerza del gobierno.
  • Se espera que el efecto de las obras voluntarias de caridad se amplifique notablemente cuando esas obras se vuelvan forzosas. El razonamiento es lineal: si 10 personas hacen caridad voluntaria, habrá 10 veces mejores resultados si las mismas obras son obligadas a 100 personas.

En la realidad, no se tiene ese efecto lineal o proporcional y, peor aún se tienen efectos no intencionales que pueden empeorar la situación que se pretendía resolver. Por tanto, la conclusión es respetar la naturaleza voluntaria de la caridad y la ayuda a los demás.


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