Una posición formada por opiniones políticas extremas con muy escasa posibilidad negociadora. ¿Qué es radicalismo político? Definición, significado, elementos.

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Definición y elementos

La definición del concepto de radicalismo en general puede ser bien comprendida si se acude a su origen etimológico. A la radix, es decir, a la raíz para producir posiciones extremas y muy poco flexibles.

Los elementos del radicalismo político son los siguientes y conforman posiciones frecuentemente mencionadas. Como la izquierda radical y la derecha radical.

1. Una posición personal

Más que una doctrina política es una actitud personal de fanatismo que favorece y promueve reformas y cambios drásticos, incluso violentos, en una sociedad. Que toma posiciones poco o nada negociables solo posibles por medio de la imposición forzada.

Piensa que los problemas sociales solamente pueden tener una solución satisfactoria con la implantación de cambios profundos y hasta las últimas consecuencias sin importar efectos colaterales o no intencionales.

2. No tiene signo político

Aunque el radicalismo político está más asociado con movimientos ideológicos de izquierda y progresistas, puede también tenerse en posiciones contrarias. Se habla de izquierda radical pero también de derecha radical.

3. Usos múltiples

Se aplica a todos los terrenos de la política: religión, sociedad, ciencia, arte, economía y otros expresando la idea de una actitud extrema que da soluciones tajantes y contundentes a los problemas que quiere solucionar.

Propuestas de soluciones duras, incluso implacables y sin mucha consideración a los efectos colaterales que puede provocar. Claras connotaciones de extremismo y fanatismo, que pueden asociarse con la idea del anarquismo. Y se contraponen a las tesis del valor de la tradición que son más pacíficas.

4. Connotación negativa

El radicalismo político, dadas sus connotaciones negativas, suele ser usado como un adjetivo que buscar insultar o descalificar al opositor.

Como cuando la derecha habla de ‘izquierda radical’ o la izquierda de ‘derecha radical’. Este es un uso descuidado que hace perder significado a la palabra. Es una variación de la falacia ad hominem.

5. Vehemencia e impetuosidad

El radicalismo político presenta actitudes impetuosas, vehementes e impulsivas que no se detienen ante consideración alguna con tal de implantar una cierta propuesta política general.

Sus ideas solo pueden realizarse implantando transformaciones contundentes y totales de forma inmediata y urgente a pesar de que eso implique costos y efectos incalculables.

6. Fantasías e irrealidad

Para el radicalismo político, la realidad existente presente es despreciable y debe desaparecer para dar lugar a la propuesta radical que se proponga.

Es una especie de sustitución drástica de lo existente por lo propuesto, una reforma total de todos los niveles de la sociedad.

En resumen

Finalmente, como toda palabra que contiene connotaciones negativas, se usa descuidadamente como un insulto general dirigido a cualquier opositor político a quien quiera descalificarse.

El radicalismo político es una actitud o posición extrema que no admite negociación ni corrección, aplicable a terrenos políticos, económicos y sociales. Un tanto asociado con el dogmatismo y el fundamentalismo.

Constituye una acusación que es frecuentemente usada sin fundamento buscando la descalificación del opositor. Así es que en demasiadas ocasiones se acusa a los contrarios de radicales para hacerlos caer dentro de una categoría que la gente en lo general reprueba.

Complicaciones

Las cosas se hacen complejas por tenerse, además, otro término asociado, el de extremismo, que es aún más intenso.

«El término radical, además de otros sentidos como el de ‘partidario de reformas extremas’, significa, según el diccionario académico, ‘extremoso, tajante, intransigente’;  a su vez, extremista se refiere al ‘partidario de unas ideas o actitudes extremas, especialmente en política’ y violento es ‘quien usa la fuerza física para dominar a otro o hacerle daño’». fundeu.es

Los términos ‘radical’ y ‘extremista’ adquieren una connotación atroz cuando a ellas se añade ‘violento’, llegando a intentar describir al terrorista.

El punto central es el de usar esos términos con mesura y no como simples intentos de querer crear imágenes reprobables de opositores a las ideas propias.


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