Las diferentes mentalidades izquierdistas de acuerdo con sus inclinaciones, personalidades orígenes y creencias. Las características, corrientes y tipologías de la izquierda política.

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Punto de partida

Quiero rescatar la idea central de una columna editorial de hace varios años —la de Jaime Sánchez Susarrey, del 3 de noviembre de 2008 (Grupo Reforma).

En ella, él hace una clasificación de los diferentes tipos y corrientes de movimientos de izquierda política y la que tomo como eje central para hacer comentarios propios.

Añado al final otro grupo muy revelador y pocas veces examinado. El gran tema es el de las diferentes características de la izquierda política, su tipología y sus mentalidades.

¿Qué es «izquierda política»?

La idea anterior, la de la existencia de una izquierda capaz de ser clasificada en varias categorías necesita obligadamente de otra idea.

La de poder encontrar algo que se llama «izquierda izquierda» y que comúnmente se refiere en la actualidad a la posición política ligada al socialismo y a la construcción de un gobierno grande y poderoso. 

Clasificar a la izquierda, por esto mismo, es sinónimo de una clasificación de los socialistas, no tanto en un sentido académico, sino de aplicación política.

La izquierda política, por tanto, no es una sola, sino varias con características diferentes —pero que todas ellas tienen en común la concepción de un objetivo similar.

Ese objetivo es la salvación de la humanidad por medio de su doctrina, que es la única capaz de lograrlo, lo que es causa de una mentalidad que establece que si no estás conmigo de manera incondicional, debo suponer que estás en mi contra. 

Cinco mentalidades de la izquierda política

Con lo anterior en común, Sánchez Susarrey propone la existencia de cinco grupos de corrientes de izquierda política con características propias, aunque podría haber más.

1. Los tradicionalistas ortodoxos

Dice el columnista que se trata de uno de los movimientos de izquierda política con una corriente, 

«La marxista-leninista en todas sus variantes: maoísta, stalinista, guevarista, fidelista. Sus tesis son de corte tradicional. Apuestan a la revolución violenta, creen en la doctrina científica del marxismo-leninismo, desprecian la democracia formal, condenan la economía de mercado y son enemigos acérrimos del imperialismo».

Esta corriente de izquierda es vista como la nostálgica, para cuyos miembros ningún suceso es capaz de hacerles cambiar de opinión. Todo sigue igual en sus mentes. 

Son quizá como los alumnos que han memorizado los escritos de Marx y Lenin, considerándolos sagrados, y que no han salido fuera de su capelo. 

Quizá pueda llamárseles fundamentalistas extremos con una mentalidad de izquierda política que nada puede tocar ni hacer cambiar de opinión.

2. Los posmodernos de izquierda

Este otro de los movimientos de la izquierda política, una corriente con características propias y una mentalidad que es, 

«[…] un intento de rectificación. Las tesis de la revolución proletaria y del “socialismo científico’” les parecen superadas… El ejemplo más ilustrativo de esta corriente es el EZLN… Frente a la modernidad occidental que impone su lógica y destruye pueblos y comunidades, se yerguen los valores comunitarios. Los usos y las costumbres de las poblaciones indígenas».

Son una especie de reacción posmoderna en contra del racionalismo marxista, vueltos ahora defensores de las tradiciones comunitarias ancestrales y el relativismo cultural.

Esta izquierda política tiene un problema de inconsistencia pues esas tradiciones que defienden contienen elementos opresivos contra los que deberían manifestarse. Hablan de libertad, pero mantienen costumbres y usos opresivos.

Me atrevo a añadir aquí a los ambientalistas radicales —los adoradores de la Madre Tierra y creadores de creencias no sujetas a discusión que llegan a pedir la disminución del número de personas, comunidades rurales como en siglos pasados y creen que eso puede lograrse por medio de la creación de un gobierno que lo obligue. 

Esta mentalidad al estilo del New Age es un factor de enorme atractivo en el EZLN que promete un turismo político-ecológico a sus partidarios en otros continentes. 

Son los grandes románticos llenos de emociones utópicas, quizá muy ligados a las ideas del salvaje noble que ha sido echado a perder por la sociedad moderna.

3. Los de izquierda religiosa

Sánchez Susarrey incluye aquí a la teología de la liberación, con alta influencia en la región latina de América. 

«Su contenido social, económico y político es pobre y poco consistente. Según los momentos y las regiones han adoptado algunas de las tesis del marxismo-leninismo, pero con la misma libertad se han montado en la visión de la izquierda posmoderna».

La mentalidad primordial de este tipo de izquierda es la mezcla de la religión con la política, en la que la llamada opción de los pobres por parte de políticas gubernamentales se combina con la evangelización religiosa.

«Al poner el énfasis en el conflicto el universo de los creyentes y la misma iglesia quedan divididos en bandos opuestos. Lo más grave es la intolerancia que de ahí deriva. Las contradicciones se definen en términos religiosos. Quienes se oponen a los pobres y al mensaje de liberación se enfrentan a la palabra de Dios. La religión se transforma en política».

Su contradicción con un estado laico, es decir, separado de la religión es obvia. «Es una versión light de la guerra santa», dice el columnista.

Algunas órdenes religiosas se han inclinado por esta corriente que contiene nombres famosos como los de G. Gutiérrez y L. Boff. 

Creo poder añadir también que es una corriente indecisa de izquierda que por un lado puede acudir a explicaciones como la lucha de clases pero también a la noción de la Madre Tierra y el regreso a comunidades simples.

4. Los nacionalistas revolucionarios de izquierda

La creencia central de este movimiento de izquierda política es el gobierno que crea alianzas con los sectores sociales y tiene la obligación de planificar a la nación, cuya propiedad original le pertenece.

«Se pueden definir como estatistas, proteccionistas y paternalistas… Se asumen como los representantes históricos del movimiento revolucionario de 1910. Su convicción democrática es endeble… El discurso de López Obrador está montado en esa tradición autoritaria y es congruente con ella. La derrota electoral no puede ser más que el efecto de un complot de los de arriba».

La propuesta de Sánchez Susarrey para esta corriente de izquierda logra hacer comprender que el PRI fue un partido de izquierda que aplicó medidas intervencionistas por convicción y que cuando hizo lo opuesto seguramente lo hizo sin gusto y manteniendo su deseo de seguir siendo el gran eje del país. 

Concuerdo totalmente con la comprensión del PRD y MORENA como el PRI de antaño, lo que explica su renuencia absoluta a realizar reformas que signifiquen el retiro de poder gubernamental.

5. Los de izquierda social democrática

Este último de los movimientos de izquierda política propuestos tiene su propia mentalidad y características.

«A diferencia de lo que ocurre en Europa es una corriente debilísima en México… Es la vertiente que rompió con el marxismo y asumió como propios tres principios fundamentales: la economía de mercado, la democracia y el estado de derecho. Su visión es eminentemente occidental y moderna. No juega con la posmodernidad ni coquetea con la utopía».

En México, según el columnista, no tiene una presencia importante esta corriente a la que doy un gran valor pues se trata de esa que menos adolece del defecto de los tipos anteriores —es capaz de dialogar y por tanto, de aceptar resultados electorales.

6. Una adición pragmática: los sedientos de poder

A los tipos anteriores de izquierda política con distintas mentalidades, quiero agregar otra corriente que desde tiempo atrás me ha parecido uno natural de la izquierda —el de los sedientos de poder

Si se toma una doctrina económico-social que pueda dar una base admirable para la construcción de un sistema dictatorial o incluso totalitario, nada se presta mejor que la izquierda y el socialismo. 

El centro doctrinal del socialismo es uno en extremo simple y consistente en un planteamiento triple:

  • Reconocer problemas en la sociedad.
  • Crear nociones para etiquetarlos y explicarlos, como lucha de clases o explotación obrera —y otras situaciones de conflictos sociales.
  • Colocar al gobierno como la solución de esos problemas, cuyas nociones y explicaciones llevan implícita la única posible solución que es esa intervención estatal.

📌 El socialismo, por tanto, será atractivo de inmediato a grupos como los mencionados —pero también será de atractivo y utilidad a otras personas, los sedientos de poder, que en el socialismo encontrarán la perfecta justificación benevolente de su sed de poder.

Conclusión

Esa columna ha tratado a las características de la izquierda política para ilustrar su mentalidad y establecer una tipología de sus simpatizantes.

Seis grupos de partidarios de la izquierda política han sido propuestos. Y se ha resultado una característica particular de la izquierda política, la de tener una gran capacidad para sobrevivir a pesar de notables y espectaculares fracasos.


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