¿Quién decide el precio de lo que compras? ¿Tú, la empresa o el gobierno? La respuesta te sorprenderá. Descubre por qué el precio es un fascinante diálogo constante y cómo la intervención en este proceso puede distorsionar toda la economía.

20 minutos

¿Alguna vez te has preguntado por qué pagas lo que pagas por un café, un coche o un servicio? ¿Es una imposición de la empresa, un capricho del mercado o algo más profundo?

La definición de precio a menudo parece un secreto, pero desvelar su verdadera naturaleza es clave para entender cómo funciona el mundo que nos rodea.

En esta columna, exploraremos que el precio no es un número fijo, sino el resultado de un «diálogo» constante y dinámico entre dos fuerzas: tus deseos y los del vendedor.

Primero, la definición de precio

Su definición da a veces la impresión de ser un secreto. La realidad es que saber qué es un precio ayuda como pocas cosas para entender a la Economía. Una buena explicación es esta:

«El precio es el encuentro dialogado entre oferta y demanda. El vendedor “dice” su valuación y yo “digo” la mía, ya regateando, ya diciendo si lo voy a comprar o no. De este diálogo multiplicado ad infinitum surge el precio, esto es el resultado del encuentro dialogado entre oferta y demanda». Gabriel J. Zanotti, Principios básicos de Economía Austriaca

Más tradicional, es esta otra definición, un tanto ladeada hacia el desembolso del comprador y sin ver el valor monetario que tiene el vendedor:

«Precio, del latín pretĭum, es el valor monetario que se le asigna a algo. Todos los productos y servicios que se ofrecen en el mercado tienen un precio, que es el dinero que el comprador o cliente debe abonar para concretar la operación». definicion.de

Si se trata de un productor tratando de vender sus productos, el precio tiene un significado de marketing:

«Para Philip Kotler y Gary Armstrong, autores del libro «Fundamentos de Marketing», el precio es «(en el sentido más estricto) la cantidad de dinero que se cobra por un producto o servicio. En términos más amplios, el precio es la suma de los valores que los consumidores dan a cambio de los beneficios de tener o usar el producto o servicio”». promonegocios.net

Idea general y común

La idea central de precio es la de una cantidad de dinero que se intercambia por un bien o servicio. Esta es la definición popular y obvia. Lo que cualquier persona tiene que sacar de su bolsillo para ser propietario de un bien. O para hacer uso de él durante un tiempo.

Y, del otro lado, lo que la persona acepta que entre en su bolsillo a cambio de renunciar a la propiedad de algo.

Precio, una coincidencia entre dos

Esa cantidad de dinero, en realidad, muestra una coincidencia de valuaciones del vendedor y del comprador. Es un acuerdo sobre el valor del bien o servicio.

La simplicidad de la definición es engañosa, por causa de una palabra vital «valuación» de esas dos personas en un momento concreto.

Esto significa que los precios se moverán hacia arriba y hacia abajo, dependiendo de esa valuación personal doble en una situación concreta y momentánea.

Los precios se mueven

Si existe abundancia del bien, los precios tenderán a ser más bajos que cuando exista escasez.

Cuando la valuación del vendedor sea baja, como cuando quiere deshacerse de inventarios, los precios tenderán a reducirse. Y si la valuación del comprador es alta, los precios tenderán a subir.

Los precios se mueven y esa es su naturaleza. Eso significa que se ajustan a las evaluaciones que hacen las personas de sus propias necesidades bajo las circunstancias que ellas perciben.

Si el precio es «el encuentro dialogado» entre comprador y vendedor, él es en realidad una conversación dinámica que se acomoda a valuaciones personales.

Resultado de valuaciones subjetivas

Se mueven porque las valuaciones personales cambian, es decir, lo que las personas opinan es la causa de los cambios.

Billones de ellas, actuando como compradores y como vendedores ocasionan los cambios en los precios. Todo porque cada uno tiene valuaciones subjetivas cambiantes y circunstanciales.

Se forman mercados

Es un proceso en el que las personas actúan individualmente realizando valuaciones de bienes y servicios que llevan a intercambios que forman precios. De lo anterior se intuye que el precio no es fijado ni establecido por nadie en particular.

Esto va en contra del clisé común que supone que el precio es establecido por el vendedor a su entero capricho obligando al comprador a comprar a ese precio. Ni siquiera sucede eso exactamente en casos de monopolio.

Los precios se establecen de manera espontánea por medio de acciones voluntarias entre compradores y vendedores, lo que puede verse muy bien en el caso de un mercado libre. En él que varios vendedores en competencia y muchos compradores.

Los precios son información

La información que forman los precios en un mercado espontáneo está desperdigada entre compradores y vendedores. Yo existe en ningún otro lugar que en sus mentes, en porciones distintas y parciales.

En realidad, toda la información que ha formado a los precios no puede ser centralizada en lugar alguno (mucho menos mantenida al minuto).

Los precios solamente pueden existir como tales en un mercado espontáneo que permita a las personas hacer valuaciones y realizarlas en intercambios libres y sin interferencia de terceros.

Precios formados de dos maneras

La pregunta de quién fija los precios de los bienes y servicios es quizá el más claro indicador de la diferencia entre el pensamiento liberal y el socialista.

¿Como se forman los precios? Ellos pueden fijarse de dos maneras.

1. Precios espontáneos y libres

Dentro de un sistema económico liberal, los precios son determinados y modificados por el cúmulo de decisiones de compra y venta de milles de millones de personas. Es un sistema o proceso descentralizado, espontáneo, libre y de respuesta rápida. Por tanto, se trata de un mercado libre.

2. Precios controlados y forzados

Dentro de un sistema económico socialista o intervencionista, los precios son determinados y modificados por decisiones gubernamentales derivadas de las opiniones internas de funcionarios de gobierno. Es un sistema centralizado, formalizado y de respuesta morosa.

Esta diferencia provee una imagen diáfana sobre la naturaleza de las ideas que están detrás de cada sistema.

¿Quién fija los precios? Opción: gobierno

Es un sistema centralista del socialismo que interviene en la economía —de donde se deriva el término ‘intervencionista’. Interviene para fijar los precios de los bienes y servicios, o al menos algunos de ellos.

«Andrés Manuel López Obrador […] ha externado un plan para […] que en todo el país se apliquen precios de garantía no solo para la agricultura, sino también para la ganadería». morenadf.mx

Un precio de garantía es el precio oficial de un cierto producto, como frijol, por ejemplo. El gobierno pagará al productor cuando este no pueda vender su cosecha por encima de ese precio.

Un subsidio al productor, pero que puede tomar la forma de precios máximos al consumidor.

«Desde que el 27 de enero de 2003, el fallecido presidente Hugo Chávez  instauró el control de precios para productos esenciales […]». el-nacional.com

📌 Cualquiera que sea su modalidad, consiste en la formalización de una autoridad política que centraliza la responsabilidad económica de determinar los precios a los que debe comprarse y venderse obligatoriamente y con amenaza de coerción.

Los precios son entonces fijados por lo que los gobernantes y sus expertos opinan cuáles deben esos precios —expresados en una cantidad precisa de dinero.

¿Quién fija los precios? Opción: las personas

Por su parte, el sistema de economía libre sostiene que los precios se forman y deben ser fijados y modificados de manera descentralizada —por parte de los miles de millones de personas que compran y venden.

Un enfoque que produce precios reales porque ellos son el resultado neto de la aglomeración de sus decisiones concretas en tiempos y lugares. Una manera de dividir el poder y evitar abusos de autoridad.

«Las personas y las empresas producen bienes (comida, ropa, maquinaria, casas, etc.) y realizan servicios (taxistas, mecánicos, abogados, médicos, bancos, etc.) que intentan vender al resto de la sociedad. Se produce un gran intercambio entre los que ofrecen esos bienes y servicios y quienes los solicitan, y se negocia un precio de intercambio». educaixa.com

Es un sistema de respuesta rápida que defiende a la competencia entre vendedores para que complazcan lo más posible al comprador.

📌 El papel del gobierno ya no es el fijar precios obligatorios que cree que deben ser de tal o cual monto —sino el propiciar un medio ambiente de libertades que fomente la abundancia de oferta de bienes que permita amplitud de opciones de compra.

Diferencias

Entre los dos sistemas existen diferencias que son destacadas en lo puntos anteriores —pero hay, sin embargo, algo que puede pasar desapercibido.

Necesidad de realismo

La necesidad de cálculos financieros y económicos que representen lo más fielmente a la realidad y hagan posible la toma de decisiones correctas —lo que hace que el sistema intervencionista se encuentre en una terrible desventaja.

Si se usaran los precios fijados por los gobernantes, esos cálculos económicos y financieros serían ficticios —cifras falsas porque no representan la realidad.

«[…] el cálculo racional en una economía compleja solo es posible en términos de valores o precios, y estos valores serán guías adecuadas solamente si son los esfuerzos conjuntos, como los valores formados en un mercado, de todo el conocimiento de proveedores o consumidores potenciales acerca de sus posibles usos y disponibilidad». The Essence of Hayek.

Hacer esos cálculos con precios fijados sin conexión alguna con la realidad le dará al productor de frijol, por ejemplo, estados financieros fingidos y falsos. Una imagen irreal del estado de su negocio que le llevará a, seguramente, producir más y aumentar la oferta con los que presionará aún más a la baja los precios reales.

Además, la imposibilidad física de que los expertos gubernamentales posean el conocimiento total que tienen los vendedores y compradores de manera descentralizada y dispersa sobre el uso, la utilidad, métodos de producción y distribución, posibles sustitutos y disponibilidad de los bienes.

Discusión

Los precios se crean en el instante en el que dos personas acuerdan hacer un intercambio de bienes. Este es el preciso momento en el que puede comprenderse el significado de la Economía —de esta ciencia que estudia el comportamiento humano.

El instante en el que las personas acuerdan comprar y vender un coche. O en el que la persona saca de su billetera lo suficiente para pagar sus compras en un supermercado. 

En esos momentos cualquiera puede observar el objeto de estudio de la Economía, la conducta humana.

Las dos personas hacen visible una decisión mutua, complementaria y voluntaria. Ella tiene su base en dos elementos en común.

1. Las necesidades de ambas

Su percepción de lo que necesitan en un cierto punto en el tiempo y dentro de esas circunstancias. Ellas son necesidades complementarias, las que siempre se encuentran en todo intercambio.

El vendedor tiene una necesidad, la de obtener recursos para su negocio y mantenerlo. Esto le hace ofrecer bienes, que él no necesita para su consumo, a otros que pueden necesitarlos. 

El vendedor prefiere los recursos, el dinero, y deshacerse de los bienes a cambio de él.

El comprador está en la situación complementaria opuesta. Necesita los bienes que el vendedor ofrece y para obtenerlos ofrece recursos de los que prefiere deshacerse, su dinero.

Esquemáticamente, el comprador prefiere el bien B al monto de dinero D. Y el vendedor prefiere el monto de dinero D a la mercancía B

📌 Esto es lo que produce un punto de acuerdo que se llama ‘precio’ y que tiene la característica vital de satisfacer a ambos. Es la creación de precios.

2. Los conocimientos de ambas partes

Lo que cada uno sabe de la realidad en la que se encuentran. Son sus circunstancias particulares y lo que conocen acerca de cómo satisfacer la necesidad que tienen en esos momentos.

La decisión de intercambio que lleva al acuerdo de un precio es tomada sobre una base de conocimiento personal de sus circunstancias individuales en un momento concreto —y que es diferente en cada persona.

Al comprador no le importa en realidad la situación del vendedor. Ni este se preocupa gran cosa de las circunstancias del primero. Sin embargo, entre los dos colaboran llegando a la creación de precios.

Esos dos elementos anteriores permiten conocer la esencia de la Economía y tienen consecuencias.

Valor subjetivo de los bienes

Las necesidades y los conocimientos de las dos partes son elementos individuales que cualifican a los bienes intercambiados. Esos elementos no se encuentran dentro de los bienes, no son intrínsecos a ellos.

Las necesidades y los conocimientos de ambas partes son los que determinan el valor de los bienes. Esto es lo que explica que un mismo bien B tenga un equivalente diferente en D para distintas personas (el valor del agua para un sediento en el desierto o para una persona que vive al lado de un río).

En la creación de precios, los bienes intercambiados son valorados subjetivamente por las personas. Gracias a la diferencia de estas evaluaciones subjetivas ambas deciden intercambiar.

Una variedad infinita de posibilidades

El resultado de esto es un número asombroso de situaciones específicas que pueden existir. Para cada comprador y cada vendedor en cada momento y con cada conocimiento se dan combinaciones posibles —un número incalculable de escenarios.

Para la persona C, un comprador, existen posibilidades de satisfacer su necesidad N con un número de bienes Nn

Esos bienes están disponibles con una cantidad V de vendedores, en un número P de posibilidades de precios bajo una cantidad de circunstancias cambiantes y un número de conocimientos diferentes — y eso es solo el comprador.

Esto tiene consecuencias en Economía: el número imposible de calcular del total de cada situación específica de satisfacción de necesidades mutuas de compradores y vendedores.

¿Mejorar este sistema? Es imposible

Ese número infinito de posibilidades es el conocimiento que sería necesario en caso de querer mejorar el sistema de acuerdos voluntarios según decisiones personales y que es la creación de precios.

📌 Cualquier sistema económico distinto al de los intercambios personales libres—si quiere producir mejores resultados finales— deberá satisfacer mejor las necesidades personales de cada una. Debe mejorar la decisión que ellas hubieran tomado en cada posibilidad en un momento concreto y único.

La condición que debe tener el sistema económico que pretenda sustituir al de los intercambios voluntarios y la creación de precios debe cumplir con la condición de beneficiar al mismo tiempo a las dos personas —al comprador y al vendedor.

Esta condición es la que anula la opción de decretar precios centralizadamente.

Creación de precios, el modo forzado

La otra manera para la creación de precios es la coerción. Actos de autoridad que fuerzan a las partes a hacer los intercambios de uno o más bienes a un cierto precio. Un precio distinto al que entre comprador y vendedor lograrían.

Esto se llama control de precios y ha sido explicado no como creación de precios reales, sino como invención de precios ficticios:

«El control de precios es un mecanismo por el cual una autoridad gubernamental impone montos determinados para los precios de bienes y servicios dentro de un mercado determinado, usualmente con la finalidad de mantener la disponibilidad de esos bienes y servicios para los consumidores, evitar incrementos de precio durante periodos de escasez, o inclusive para asegurar una renta en beneficio de los productores de ciertos bienes, de la misma manera que un subsidio. Otra forma de ejecutar un control de precios consiste en la fijación de precios máximos o precios mínimos». es.wikipedia.org

Reducir precios de manera que el comprador tenga un beneficio, que será real, pero a costa de un daño al comprador. Y viceversa, un aumento de precios beneficiará al vendedor, pero el comprador saldrá lastimado.

Solamente el precio acordado en cada momento bajo ciertas condiciones únicas por cada comprador y cada vendedor satisface la condición de beneficiar a ambos.

El cúmulo de decisiones de compra y venta de las personas es el proceso de creación de precios. Precios que están cimentados en la realidad de decisiones particulares de las personas.

¿Las empresas fijan los precios?

Quiero explorar otra faceta de lo anterior, que se repite con alta frecuencia, la de que las empresas fijan los precios de los productos que fabrican y obligan a la gente a comprarlos al precio que ellas quieren.

Un caso de ese tipo:

«Por el «alto poder de mercado» que ejercen ciertas empresas que producen y comercializan tortilla, pan, pollo, leche, huevo, carne de res, carnes procesadas, frutas, verduras, lácteos, así como medicinas y servicios de transporte, las familias mexicanas quedan sujetas a pagar hasta un 98 por ciento más en los precios de dichos bienes esenciales», denunció Alejandra Palacios, presidenta de la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece)». lajornada.com

El centro del tema es la capacidad de las empresas para fijar ellas los precios de sus productos y obligar al comprador a pagar más. O, del otro lado, si ellas tienen una capacidad limitada para fijar precios.

Los siguientes comentarios espero que ayuden a arrojar luz sobre esa idea de que las empresas y solamente ellas fijan los precios.

La vida cotidiana

Antes que nada, basta con entrar a un mercado para constatar que tiene algo de falso. Las personas seleccionan productos, los que ellas quieren, y eso significa que rechazan comprar muchos más productos de los que aceptan.

Nadie puede obligar a otros a comprar sus productos, al menos en un mercado libre.

En una situación de competencia económica existe una variedad de empresas que ofrecen sus productos. Los compradores seleccionarán entre ellas, las que quieran.

Y uno de los criterios de selección de compra es el precio. Los compradores tienen la capacidad para rechazar precios.

La situación monopólica

La idea de que las empresas son las que fijan los precios, sin embargo, tendría razón —y no del todo— en una situación especial. La del monopolio de un producto sin sustitutos fáciles.

Por ejemplo, un monopolio de gasolina, un producto que no tiene sustituto. En este caso, la empresa sí fijará ella sola los precios. Lo mismo sucedería en el caso de otra empresa como una telefónica que no tuviera competencia. Podría ella fijar precios muy altos a su servicio.

Aún en esos casos, si los precios son demasiado altos, las personas podrían decidir comprar menos de esos productos. Usarían menos gasolina buscando otras formas de transporte. Y podrían hacer menos llamadas. Esta reacción podría hacer que esos monopolios modificaran sus precios quizá un poco hacia la baja.

Si el comprador no influye en el precio de un bien monopólico sin sustitutos, podrá influir disminuyendo su demanda.

Si la situación monopólica de un producto que tuviera sustitutos fáciles, entonces no tendría el poder para fijar precios ella sola. Tendría que seguir los precios de sus sustitutos.

Un solo productor de sardinas enlatadas, no tiene de ninguna manera el poder para fijar el precio que ella quisiera. La razón es obvia. Existen sustitutos fáciles de esas sardinas, como atún enlatado, o algún otro. Incluso, esas sardinas compiten con el resto de los alimentos, como pescado fresco y demás.

El monopolio propio

Hay una variante del caso anterior, que es más real de lo que se supone. Todas las empresas, o casi todas, tienen un monopolio de su marca. Únicamente una empresa puede vender cerveza Heineken, o  Coca-Cola. Nadie más puede hacerlo.

Sin embargo, tampoco estas empresas tienen poder para fijar solas los precios. Si no compra Heineken por cara, quizá compre la gente otra marca. Si Pepsi-Cola está barata quizá algunos consumidores de Coca-Cola decidan probar la primera. Hay muchas marcas de cerveza y muchas de refrescos.

Productos genéricos e iguales

En una situación de mercado competitivo, con productos idénticos, y muchas empresas, el que fija los precios es otra persona, no el productor.

Bajo esta situación, cualquier empresa que eleve su precio venderá nada. Tendrá que aceptar el precio del mercado sin poder para alterarlo.

Más aún, en esta situación existirá un incentivo para que la empresa reduzca sus precios —quizá introduciendo medidas de eficiencia y por lógica, venda más. O buscando diferenciar sus productos con valor añadido.

En gran cantidad de situaciones los productos no son idénticos. Entonces, sus creadores tratan de diferenciarlos y hacerlos más atractivos para los clientes.

Esto lleva a mejoras, innovaciones y demás, como los teléfonos inteligentes, un mercado en el que existen pocas empresas y aún así tienen rivalidades competitivas ásperas.

Tampoco en este caso las empresas tienen un gran poder para fijar precios a su antojo.

¿Y los acuerdos entre empresas?

Es muy común apuntar la posibilidad de acuerdos entre empresas, lo que se llama colusión y consiste en tener acuerdos ocultos para fijar precios de todos los fabricantes tratando de que sean los más altos posibles. Son los cárteles.

La posibilidad es real y se dañará al consumidor en la medida en la que no existan sustitutos fáciles de esos productos. Por ejemplo, una colusión entre cerveceras puede lograr eso.

Aunque tampoco tendrían una gran libertad de manipular precios por la existencia de productos sustitutos y, si existe libre comercio, por la entrada de importaciones de otras empresas.

Concluyendo

El precio es mucho más que una cantidad de dinero; es el punto de encuentro entre las valuaciones subjetivas del comprador y el vendedor, un «diálogo» constante que refleja las necesidades y conocimientos individuales en un momento dado.

Esta coincidencia de valores es lo que permite el intercambio voluntario de bienes y servicios. Los precios son inherentemente dinámicos, moviéndose según la oferta y la escasez, y reflejando las cambiantes percepciones de valor de billones de personas.

Los precios se forman de manera espontánea y descentralizada en mercados libres, donde millones de decisiones individuales, no una autoridad central, determinan su nivel. Esta naturaleza espontánea hace que los precios sean una invaluable fuente de información dispersa, imposible de centralizar o replicar artificialmente.

Esto contrasta drásticamente con los precios controlados y forzados de los sistemas socialistas o intervencionistas. En estos modelos, el gobierno o sus funcionarios fijan precios, como los precios de garantía o los controles de precios.

Estas cifras son ficticias, ya que no representan la realidad de las valuaciones individuales ni la escasez, lo que lleva a cálculos económicos erróneos y, en última instancia, a distorsiones y desabastecimiento. La imposibilidad de que una autoridad central posea el vasto conocimiento disperso en el mercado hace que estos precios artificiales sean ineficientes y perjudiciales.

Respecto a la creencia de que las empresas fijan los precios, esta es una simplificación. En un mercado competitivo, la capacidad de una empresa para establecer precios a su antojo es muy limitada. Los compradores tienen el poder de rechazar ofertas y existen múltiples alternativas.

Incluso los monopolios tienen restricciones: si suben demasiado los precios, la demanda puede caer significativamente, o los consumidores pueden recurrir a sustitutos (directos o indirectos). Las marcas exclusivas, aunque monopolios de su producto específico, compiten con un vasto universo de sustitutos.

Sólo en ausencia total de competencia y sustitutos el poder de fijación de precios sería absoluto, una situación rara en la práctica. Las colusiones, aunque intentan manipular precios, suelen ser inestables y vulnerables a la competencia y las importaciones. En esencia, los precios son el reflejo de la interacción humana en el intercambio, no una imposición unilateral.


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